El desempeño de los gobiernos ante el COVID-19

El desempeño de los gobiernos ante el COVID-19

En los últimos días ha sido motivo de debate en redes sociales y diálogo obligado en las reuniones presenciales o virtuales si el gobierno está actuando o no de forma correcta. Han hablado mercenarios de la prensa y la televisión y se han minimizado las voces de verdaderos epidemiólogos como el subsecretario de salud Hugo López-Gatell, que pertenece al Sistema Nacional de Investigadores (SNI-CONACYT) desde 2008.

 

Esta presión de voces como Thalía, Carmen Salinas o Laura Zapata ha obligado al gobierno a tomar acciones apresuradas para someternos a un confinamiento similar al que vive Europa, pues reproduce la percepción que de no hacerlo el gobierno no se está preocupando. Han llovido críticas al presidente porque lo ven en un restaurante, le han llovido críticas al empresario Salinas Pliego porque argumenta que el costo de la cuarentena será más grave que la enfermedad. Es claro que las críticas responden más a una fuente ovejuna que a un verdadero discernimiento.

 

El mismo Donald Trump, presidente de un país con la capacidad de imprimir 2 billones de dólares para inyectarlos en la economía, ha declarado que seguir con el confinamiento tendrá efectos desastrosos que ni Estados Unidos soportará.

 

Es claro que se ha politizado la emergencia sanitaria y los grupos más conservadores buscan a toda costa sacar provecho de ella. Los medios de comunicación están infundiendo miedo y están sometiendo a la población a un shock; mediante el aislamiento las personas no pueden organizarse, reunirse y debatir abiertamente, lo hacemos en una red de internet altamente manipulada por noticias falsas que se renuevan a una velocidad súbita que no permiten analizar correctamente cada una de ellas.

 

Aquí proporcionamos algunos datos que pedimos tome en cuenta para construir su razonamiento. Primero hay que señalar que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la gripa estacional (resfriado común) registra anualmente 646 mil defunciones, unas 54 mil muertes mensuales; las muertes derivadas por Coronavirus (COVID-19) promedian unas 7 mil muertes al mes, casi 8 veces menos que la gripa común (que no es considerada pandemia). Por otra parte, el tabaquismo mata 8 millones de personas al año; la diabetes 2 millones; el VIH-SIDA a 800 mil. Incluso, en pleno siglo XXI, la disentería provoca unas 35 mil defunciones al mes, 5 veces más que el COVID-19.

 

En cuanto a las medidas para evitar la transmisión, en algunas partes del mundo se han exagerado tanto que violentan derechos humanos y han mostrado la conversión de estados supuestamente democráticos a regímenes cercanos al fascismo. Toques de queda, represión violenta, prisión preventiva, toma del control de los espacios públicos, son acciones que han transgredido la libertad de los individuos, pero además están demostrando que no tienen efectos positivos en la contención de la enfermedad. Por otro lado, la parálisis económica y social tendría efectos negativos mayores como: trastornos psicológicos y aumento de la pobreza y la desigualdad.

 

Hablar de cifras absolutas como lo hacen los medios diariamente también puede llegar a asustar, el mensaje que se transmite es “ya están aumentando los casos”. Pero, ¿qué tanto han aumentado?, ¿qué tanto son los 475 infectados por COVID reportados ayer en México? Las gráficas 1 y 2 muestran la tasa de contagios por cada millón de habitantes. Como puede observarse, nuestro país ha sido de los mejores en la contención del virus con una tasa de 3.8. En cambio, los países con el menor desempeño son Panamá, Ecuador, Uruguay, Chile y Costa Rica.

 

 

 

Elaboración propia con datos de Organización Mundial de la Salud

 

Europa nos demuestra su total incapacidad de contención. Países como Luxemburgo, Suiza, Italia y España tienen tasas mayores a mil infectados por millón de habitantes, es decir 577 veces más que nuestro país. Así es que la solución no es la cuarentena estricta. Los datos revelarían que habría otros factores omitidos más efectivos que tienen que ver con prácticas sociales, inmunidades específicas, incluso el clima. Estas variables incluidas en modelos probabilísticos indican que México no presentará una escala similar a los países europeos.

 

Hay que decir también que la cuarentena es un privilegio de clase. Quienes han pedido el confinamiento pertenecen a un segmento social con ingresos fijos superiores a la media y egoístamente olvidan las condiciones de la mayoría de los mexicanos que carecen de ahorros, viven al día y están en condiciones precarias de empleo. Olvidan que estas condiciones son resultado histórico y estructural de una economía rapaz que se agudizó en tres décadas de neoliberalismo, por tanto, toda política orientada a paliar los efectos de la cuarentena será insuficiente.

 

Por tanto, mantengamos la calma, dejemos de especular y de reproducir falsas noticias, muchas de ellas encaminadas a bajar el ánimo social. Sí las ciencias médicas trabajan para combatir el virus, las Ciencias Sociales deben trabajar para que comprendamos estos procesos y luego transformar nuestra realidad.

 

*Profesor-Investigador Facultad de Negocios, Universidad La Salle México

Miembro del Sistema Nacional de Investigadores

 

Twitter: @BandalaCarlos