Hacia el cierre de cada año, el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) regresa al centro del debate público. Este gravamen federal afecta de forma directa los precios de bienes de amplio consumo, tales como combustibles, bebidas alcohólicas, productos de tabaco, refrescos y alimentos con elevado contenido calórico.
Se trata de un impuesto que suele provocar intensas discusiones, ya que cualquier modificación o ajuste en sus tasas o cuotas se refleja de inmediato en el gasto de las familias mexicanas, así como en los costos asociados al transporte y a la producción industrial.
¿Qué es el IEPS?
El IEPS es un impuesto federal que se aplica a la producción, venta o importación de ciertos bienes y servicios considerados de alto impacto en la salud pública, el medioambiente o con fines recaudatorios. Su objetivo principal es desincentivar el consumo de productos nocivos y generar ingresos para el gobierno, se calcula como una cuota fija por unidad o como porcentaje del valor.
A partir del 1 de enero, entrarán en vigor diversos ajustes fiscales derivados de la Miscelánea Fiscal 2026 y de la actualización anual por inflación, con impactos directos en productos de consumo cotidiano y en servicios de entretenimiento.
Uno de los cambios más relevantes se registra en las bebidas saborizadas con azúcares añadidos, cuya cuota del IEPS pasará de 1.6451 pesos por litro a 3.0818 pesos por litro. Por primera vez, las versiones “light” o “cero” también estarán gravadas, con una cuota de 1.50 pesos por litro, ampliando el alcance del impuesto a prácticamente todo el segmento de refrescos y bebidas industrializadas.
La nueva disposición también incluye a los sueros orales que contengan azúcares o edulcorantes, los cuales deberán pagar el gravamen correspondiente, con excepción de las fórmulas que cumplan estrictamente con los lineamientos de la Organización Mundial de la Salud. Este punto ha generado debate, al tratarse de productos vinculados al cuidado de la salud.
En el caso del tabaco y los productos con nicotina, la Miscelánea Fiscal 2026 contempla un aumento significativo en la carga impositiva. La tasa ad valorem sube de 160 a 200 %, mientras que la cuota específica por cigarro será de 0.8516 pesos en 2026, con incrementos graduales que la llevarán a 1.1584 pesos en 2030. Además, los productos con nicotina que no tengan fines medicinales estarán sujetos también a una tasa del 200 %.
Los combustibles no quedan fuera de estos ajustes, como cada año, el IEPS a gasolinas y diésel se actualizará conforme a la inflación, lo que llevaría las cuotas aproximadas a 6.70 pesos por litro para la gasolina Magna, entre 5.65 y 5.66 pesos para la Premium y alrededor de 7.36 pesos por litro para el diésel. No obstante, el impacto real en el precio al consumidor dependerá de si el gobierno federal mantiene o no estímulos fiscales, como ha ocurrido en años anteriores.
La Miscelánea Fiscal 2026 también incorporó nuevos gravámenes en el sector del entretenimiento; sin embargo, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció hace unos días que los videojuegos con contenido violento o para adultos ya no estarán sujetos a un nuevo IEPS, que sería del 8 %, aplicado sobre el precio de venta o descarga. No obstante, los juegos con apuestas y sorteos, incluidos los digitales y en línea, verán un incremento en su tasa, que pasa del 30 al 50 %.
Aunque las autoridades argumentan que estas medidas buscan fortalecer las finanzas públicas y promover hábitos más saludables, diversos sectores han expresado preocupación por su impacto en el poder adquisitivo de las familias. Críticos advierten que el aumento de impuestos en productos de consumo recurrente podría traducirse en mayores presiones inflacionarias y en una carga adicional para los hogares a partir de 2026.
¿Cómo impacta a la ya complicada cuesta de enero?
Sin duda, la cuesta de enero se perfila como una de las más complicadas de los últimos años en 2026, debido a estos ajustes fiscales y actualizaciones inflacionarias. El aumento en cuotas del IEPS se suma al gasto acumulado de las fiestas decembrinas, generando una presión inmediata sobre el bolsillo de los consumidores.
Especialistas y organizaciones como la Asociación Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) y MexBeb advierten sobre un efecto dominó en los precios al consumidor.
En el caso de las bebidas saborizadas, se anticipan incrementos de entre 15 y 20 %; mientras que, en los cigarros, marcas comerciales como Marlboro podrían superar los 100 o incluso 110 pesos por cajetilla.
En el rubro de combustibles, llenar un tanque de gasolina podría costar alrededor de 10 pesos más en ausencia de estímulos fiscales.
Estas alzas tendrían un impacto directo en la inflación durante el primer trimestre del año.
El Banco de México ha señalado riesgos al alza derivados del incremento en impuestos especiales y de factores externos como aranceles, lo que podría dificultar la desaceleración inflacionaria prevista y mantener elevados los precios de diversos bienes y servicios.
El efecto será más severo para las familias de ingresos bajos y medios, que destinan una mayor proporción de su gasto a productos gravados o sensibles a los aumentos de costos. Además, existe el riesgo de que estos incrementos se trasladen a productos básicos, encareciendo la canasta alimentaria.
En este contexto, 2026 arranca con presiones inflacionarias adicionales que podrían hacer de la cuesta de enero un desafío mayor al de años anteriores.