Piénsalo bien: pedir una mascota para Navidad puede ser una mala idea

Piénsalo bien: pedir una mascota para Navidad puede ser una mala idea

Foto: FreePik

Con la llegada de diciembre, miles de familias comienzan los preparativos para celebrar Navidad y Reyes Magos. Entre las solicitudes más frecuentes de los niños está tener un cachorro como regalo. Sin embargo, esta práctica, cargada de buenas intenciones, genera una serie de responsabilidades que muchas veces no se consideran en el momento de tomar la decisión.

 

Aunque la imagen de un cachorro correteando bajo el árbol de Navidad puede parecer ideal, las organizaciones protectoras de animales advierten que esta decisión conlleva compromisos que van mucho más allá del entusiasmo inicial de las festividades. Tener una mascota implica un conjunto de obligaciones diarias y de largo plazo que requieren preparación, dedicación y recursos económicos.

 

Las principales responsabilidades que surgen al incorporar una mascota al hogar incluyen:

 

Cuidado diario: Alimentación adecuada con alimentos de calidad, paseos regulares, higiene constante y supervisión permanente, especialmente durante los primeros meses de vida del animal.

 

Atención médica: Vacunación anual, desparasitaciones periódicas, esterilización y controles de salud regulares. Estos cuidados son esenciales para prevenir enfermedades que pueden volverse graves y costosas si no se atienden a tiempo.

 

Educación y comportamiento: Los cachorros requieren entrenamiento constante para aprender a comportarse adecuadamente en el entorno familiar. Esta etapa, que puede durar varios meses, demanda tiempo, paciencia y, en muchos casos, la intervención de especialistas.

 

Compromiso temporal y económico: Una mascota sana puede vivir entre 12 y 15 años, lo que significa un compromiso de esa duración. Los costos asociados incluyen no solo la alimentación y la atención veterinaria, sino también accesorios, transporte y posibles gastos imprevistos por enfermedades o emergencias.

 

Las organizaciones protectoras de animales reportan que una proporción significativa de las mascotas adquiridas como regalos navideños terminan siendo abandonadas en los meses siguientes. Los motivos más comunes incluyen la falta de tiempo para atender las necesidades del animal, los costos económicos superiores a los previstos y los problemas de comportamiento que surgen durante la etapa de crecimiento del cachorro.

 

Por ello, es fundamental que los padres comprendan que un perro o un gato no es un juguete, ni siquiera uno vivo que respira, come y requiere cuidados permanentes. Una mascota es un ser vivo que depende por completo de su familia durante toda su vida, y regalarla sin estar plenamente consciente de las responsabilidades que esto implica puede tener consecuencias graves tanto para el animal como para la familia.

 

Un cachorro o gatito puede parecer el regalo perfecto para un niño, un compañero de juegos lleno de energía y cariño. No obstante, esta imagen romántica no refleja la realidad de lo que significa cuidar a una mascota. Un perro o un gato no es un objeto que pueda guardarse en un cajón cuando deja de ser novedoso o cuando sus cuidados resultan incómodos. Al contrario, su cuidado requiere una dedicación diaria y sostenida que no puede interrumpirse.

 

Por lo tanto, es imperativo que los padres tomen la iniciativa de educar a sus hijos sobre la verdadera naturaleza de tener una mascota. Antes de incluir un cachorro o gatito en la lista de regalos navideños, es necesario llevar a cabo una evaluación familiar seria, determinar quién será responsable de los cuidados diarios, asegurar que existan los recursos económicos necesarios y comprender que el cuidado de una mascota no se limita a jugar con ella, sino que implica obligaciones prácticas y permanentes.

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