Este noviembre de 2025 se ha convertido en un catálogo de ridículos para figuras públicas que, en lugar de enfocarse en soluciones, han optado por espectáculos que rozan lo caricaturesco. Estos son algunos ejemplos que ilustran cómo algunos políticos han priorizado el show sobre la sustancia.
Gerardo Fernández Noroña, legislador de Morena conocido por su retórica corriente, desató una tormenta al calificar de fascista y ambiciosa a Grecia Quiróz, valiente viuda del fallecido alcalde de Uruapan, Carlos Manzo. El morenista fustigó a la ahora alcaldesa por asumir el lugar que dejó vacante su difunto esposo.
Grecia, en respuesta, defendió su rol con dignidad, pero el episodio dejó a Noroña expuesto como un bully, más interesado en viralizarse que en unir a una sociedad herida.
Otro caso fue el del PAN, que buscó internacionalizar su oposición al gobierno de Claudia Sheinbaum con una gira a Washington, donde legisladores azules denunciaron violaciones a derechos humanos y corrupción en México.
El clímax del ridículo llegó en una conferencia de prensa organizada en un lujoso hotel de la capital estadounidense, a la cual solo asistió sólo un reportero, dejando a los panistas hablando solos ante micrófonos vacíos.
De Washington regresamos a Puebla, donde el alcalde capitalino José Chedraui enfrentó una avalancha de críticas luego de que el Gobierno Estatal lo dejó en ridículo total al exhibir fallas en servicios básicos.
Mientras el edil presentaba con gran despliegue mediático su proyecto “cultural” de ópera, autoridades estatales acusaron el deterioro de vialidades, con calles en condiciones indignantes y la deficiente recolección de basura. ¡Imagínese, un alcalde que ni siquiera puede recoger la basura!
En San Pedro Cholula se dio otro ejemplo, cuando la llamada marcha contra la inseguridad -convocada por Roxana Luna Porquillo, excandidata a la alcaldía, y el exedil de triste memoria Alejandro Oaxaca Carreón- fue un rotundo fracaso.
A pesar de la convocatoria, apenas lograron reunir entre 40 y 50 asistentes, y la protesta tardó más en esperar a que llegaran sus propios familiares y amigos, quienes tenían la instrucción de marchar y lanzar consignas contra la presidenta municipal Tonantzin Fernández Díaz, que en lo que la movilización terminó por desinflarse.
Por si algo faltara, en el Congreso local el presidente de la Mesa Directiva, Elías Lozada Ortega, del Partido Nueva Alianza, decidió sumarse al festival de ocurrencias al proponer que la chalupa sea declarada patrimonio cultural y material de Puebla.
Justificó que es “un alimento histórico que ha perdurado por mucho tiempo”, mientras temas urgentes como seguridad, transporte, fiscalización o servicios públicos continúan a la deriva. Una muestra más de prioridades extraviadas en un mes saturado de gestos vacíos.
Noviembre cerró, así, como un mes en que la política pareció más un escenario de excentricidades y estrategias fallidas que un espacio de responsabilidad pública. Un recordatorio de que, para algunos, el espectáculo pesa más que el servicio.