Río de Janeiro intenta recuperar la calma poco a poco, después de que el martes una operación policial contra el narcotráfico se saldara con más de 100 muertos en la zona norte de la ciudad, en los conjuntos de favelas Complexo do Alemão y Complexo da Penha.
Muy cerca de allí, en el barrio de Olaria, Michelle Lima vivió asustada dentro de su apartamento la intensa balacera entre agentes y narcotraficantes, y hoy asegura que el barrio sigue en estado de shock: "Hay poco movimiento en la calle, parece el escenario de la pandemia, como si estuviéramos sitiados. Ayer (por el miércoles) estaba todo cerrado, el clima aún es hostil, la gente tiene miedo", comentó a la Agencia Sputnik.
En la barriada de Penha, los vecinos colocaron sobre el asfalto decenas de cadáveres que fueron rescatados en una zona boscosa, unas imágenes que dieron la vuelta al mundo. Esos cuerpos ya están pasando por autopsias y la plaza amaneció limpia, tras un notable esfuerzo de los barrenderos para limpiar las manchas de sangre.
Pero para Lima y muchas vecinas como ella, el recuerdo de la operación perdurará por mucho tiempo, a pesar de que no vive dentro de la favela: "Me desperté con la operación. Fueron muchos tiros por la mañana, pero nunca pensé que tomaría esa proporción (…) parecía que los tiros estaban dentro de casa".
Recuerda que su hija, de cinco años, que intentaba dormir en otro cuarto, pidió que bajara el volumen de la televisión, porque pensaba que era una película. La pequeña, como miles de niños del barrio, lleva tres días sin ir a clase. "Intento mantenerla lo más alienada posible, que no se entere mucho. Es mucha angustia", lamenta la madre.
Mientras protege a su hija, Lima intenta recuperar la rutina. La mujer trabaja ofreciendo atención sanitaria a domicilio, pero asegura que esta semana no se alejará mucho de casa por miedo a que pase algo y no pueda volver.