En un género tan subjetivo como el terror, donde lo que a unos provoca carcajadas nerviosas y a otros les roba el sueño, la ciencia decidió intervenir para poner orden. Varios laboratorios y universidades, junto con el proyecto británico Science of Scare, analizaron las reacciones fisiológicas de cientos de espectadores mientras veían decenas de películas de horror contemporáneas.
Sensores cardíacos, mediciones de ritmo, variabilidad cardíaca (HRV) y un algoritmo bautizado como Scare Score (puntaje de susto) permitieron cuantificar el miedo con precisión milimétrica: cuántas veces se acelera el corazón, cuánto tarda en calmarse y qué títulos mantienen la tensión más tiempo.
A esto se añade su desempeño global en taquilla y su inclusión en listados actualizados de sitios especializados como IMDb ("Las 100 películas más aterradoras de todos los tiempos"), The Hollywood Reporter ("Las 25 mejores películas de terror del siglo XXI") y Rotten Tomatoes ("Las 200 mejores películas de terror de todos los tiempos").
El resultado de este análisis de la plataforma de entretenimiento Spoiler es una lista tan escalofriante como verificable: las películas que realmente hacen temblar el cuerpo, no sólo la imaginación, y que, de paso, enamoran a críticos y la rompen en las taquillas internacionales.
La primera de la lista, Siniestro (2012), de Scott Derrickson, sigue en la cima del ranking científico como la película de horror "más aterradora" según el estudio. Durante su visionado medio, los espectadores pasaron de un ritmo cardíaco de reposo de 64 BPM (latidos por minuto) a 86 BPM (un aumento del 34%) y llegaron a picos de hasta 131 BPM. La variabilidad de la frecuencia cardíaca (HRV) cayó un 21% entre los participantes, lo que refleja un estado de tensión sostenida además del sobresalto inmediato. Estos valores le otorgaron un Scare Score de 96 sobre 100. Aún así, no figura en listados importantes de "películas más terroríficas", aunque sí logró una gran recaudación de taquilla con sus 82.5 millones de dólares.
En segundo lugar aparece Host (2020), filme de Rob Savage ambientado en una videollamada durante la pandemia. Según los datos, obtuvo un Scare Score de 95/100, con un pico máximo del ritmo cardíaco cercano a 130 BPM y una caída de HRV alrededor del 18%. En poco menos de una hora de duración, la identificación del espectador con la interfaz de su propia pantalla, explica su impacto. En el lado negativo, está ausente de listados de horror importantes y apenas consiguió en taquilla 443 mil dólares (costó 100 mil dólares).
El tercer lugar lo ocupa Skinamarink (2022), de Kyle Edward Ball, un ejercicio minimalista de terror que fue descrito por varios críticos como "una pesadilla en cámara lenta". Registró un Scare Score de 91/100, un pico de pulsaciones de 113 BPM y una caída de HRV del 22%. La clave de su eficacia está en la prolongada incertidumbre: largos silencios y una atmósfera que convierte lo familiar en territorio hostil. Y el público la amó también, pues de costar 15 mil dólares, recaudó a nivel internacional más de 2 millones.
Luego sigue La Noche del Demonio (2010), de James Wan, que según Spoiler combina elementos clásicos de casa embrujada con proyección astral. La ciencia registró un Scare Score cercano a 90/100, un pico de hasta 133 BPM y una caída de HRV del 18%. Su éxito se sustenta en una mezcla de sobresaltos eficaces y un diseño sonoro agudo. Sus poco más de 100 millones de dólares en taquilla ayudó a lanzar una exitosa franquicia, la cual muchas veces es olvidada por la crítica.
Después aparece El Conjuro (2013), también de Wan, con un Scare Score estimado de 88/100, picos de ritmo cardíaco de 132 BPM y caída de HRV del 18%. La película se apoya en el terror clásico, la ambientación de época y en lo que ocurre fuera de cámara, lo que prolonga la tensión. Contrario a todas las cintas anteriores, esta sí brilla en las listas de The Hollywood Reporter y Rotten Tomatoes, además que sus 320 millones en taquilla la colocan entre las películas de horror más redituables de la historia.
Lo que nos lleva al sexto puesto: El Legado del Diablo (2018), de Ari Aster. Un terror que "trabaja al cuerpo" durante dos horas por la presión emocional que inflige la narrativa y la historia. Su Scare Score es destacable: 81/100, con picos cardíacos de 104 BPM y caída de HRV del 19%. Los tres sitios analizados la colocan en sus respectivos listados de horror y vaya que arrasó en taquilla (90.1 millones de dólares contra 10 millones que costó hacerla).
El séptimo lugar se posiciona Sonríe 2 (2024) sigue a una superestrella del pop, Skye Riley, que se ve acosada por una entidad demoníaca que se transmite a través de un trauma presenciado. La criatura, que se manifiesta con sonrisas macabras, la atormenta explotando sus miedos y culpa para llevarla a la locura y al suicidio. Alcanzó un Scare Score de 79, con picos cardiacos de 110 BPM y una caída de HRV del 16%.
En conjunto, estos títulos analizados por Spoiler y cotejados con la información de Science of Scare ofrecen una visión clara de cómo funciona el terror cuando se mide: no basta con sobresaltos aislados, sino que la ansiedad prolongada, la anticipación y la sensación de vulnerabilidad real componen el cóctel más efectivo. Con esta metodología, Siniestro se lleva el primer lugar, pero a la hora de mezclar la taquilla y la inclusión en listados de renombre de la crítica, El Legado del Diablo parece imponerse por sobre todas las cintas y alzarse con el título de Película de horror más aterradora.