
Los misiles Tomahawk, de fabricación estadounidense, vuelven a ocupar un lugar central en las discusiones geopolíticas por su posible envío a Ucrania. Considerados armas de precisión con capacidad de atacar objetivos a más de 1,600 kilómetros de distancia, los Tomahawk representan una herramienta militar que podría ampliar significativamente el radio de acción de Kiev.
Donald Trump expresó que aún no toma una decisión definitiva sobre la transferencia de estos misiles a Ucrania. Desde la Casa Blanca, declaró: "También necesitamos Tomahawks para Estados Unidos. Muchos, quiero decir, no podemos agotarlos para nuestro país". Además, relató que, al plantear esta posibilidad a Vladimir Putin, el mandatario ruso "no le ha gustado la idea".
El Tomahawk es un misil de crucero subsónico desarrollado en la década de 1970 por Estados Unidos. Su capacidad para volar a baja altitud y esquivar defensas aéreas lo convirtió en un arma clave en múltiples operaciones militares, incluyendo Irak, Libia y Siria. De acuerdo con el Instituto para el Estudio de la Guerra, Ucrania podría utilizar estos misiles para atacar hasta 2,000 objetivos militares en territorio ruso.
Los Tomahawk pueden lanzarse desde plataformas navales y terrestres. En 2024, el Ejército estadounidense desplegó el sistema Typhon, un lanzador móvil que permite su uso desde tierra. Esta tecnología facilitaría su adopción por parte del ejército ucraniano, del mismo modo que ocurrió con los sistemas Himars en 2022.
Volodimir Zelensky, presidente de Ucrania, afirmó el 12 de octubre que, en caso de recibir los misiles, serían utilizados únicamente contra objetivos militares en Rusia. Su posible incorporación al arsenal ucraniano busca incrementar la presión estratégica sobre Moscú y favorecer una eventual negociación.
Desde Moscú, el Kremlin manifestó una postura crítica frente a esta opción. Vladimir Putin declaró que la entrega de Tomahawk a Ucrania "no cambiaría la situación en el campo de batalla, sino que causaría un daño significativo a las relaciones" con Estados Unidos . En la misma línea, el portavoz Dmitri Peskov calificó la situación como motivo de "extrema preocupación" para el gobierno ruso.
El misil Tomahawk puede portar una ojiva convencional de hasta 450 kilogramos y utiliza sistemas de guiado que combinan navegación por GPS, sensores de terreno y capacidad de redirección tras el lanzamiento. Esta precisión lo convierte en un recurso eficaz para atacar infraestructura crítica o instalaciones militares protegidas.
Washington conserva un inventario aproximado de 4,000 misiles Tomahawk, aunque una parte de ellos se empleó recientemente en ataques contra objetivos en Yemen. Documentos presupuestarios del Pentágono muestran que las adquisiciones del misil se redujeron en los últimos años, con apenas 22 nuevas unidades compradas por el Cuerpo de Marines en el último ejercicio. (NotiPress)