
La Generación Z de Marruecos mantiene protestas en todo el país tras una semana de movilizaciones pacíficas que demandan reformas en sanidad, educación y libertades civiles. El movimiento juvenil, identificado con la etiqueta GENZ212, solicitó al rey Mohamed VI intervenir para revocar al actual Gobierno y aplicar el principio constitucional de rendición de cuentas. En una carta enviada al monarca, los jóvenes afirmaron: "existe una creciente brecha entre los textos legales y la práctica cotidiana". Pedimos la liberación de todos los presos de conciencia y de los detenidos en el contexto de las manifestaciones pacíficas".
El movimiento juvenil inició sus manifestaciones el 26 de septiembre y pronto se expandió a más de 20 provincias, entre ellas Marrakech, Agadir y Casablanca. Los manifestantes portan pancartas con frases como "¿A dónde se fue el dinero de los jóvenes? A Panamá y a las fiestas" o "No queremos el Mundial, queremos sanidad". Si bien la mayoría de las concentraciones se desarrollaron sin incidentes, organismos de derechos humanos denunciaron episodios de represión y uso excesivo de la fuerza en algunas zonas.
Según datos del Ministerio del Interior, hasta el 1 de octubre se registraron 409 detenciones en el contexto de las protestas. De las 409 personas, 193 fueron imputadas por cargos relacionados con "violencia, destrucción e incitación". La Asociación Marroquí de Derechos Humanos reportó "represión violenta, detenciones arbitrarias y uso excesivo de la fuerza". Luego instó al Gobierno a garantizar la libertad de expresión y reunión, más allá de solicitar investigaciones imparciales.
El 2 de octubre, durante una concentración en Marrakech, un joven tomó la palabra para recordar el carácter pacífico de las protestas. "No hemos venido aquí a lanzar piedras ni a violentar a nadie; hemos venido a reivindicar nuestro derecho a una sanidad y educación dignas y a acabar con la corrupción", expresó ante un centenar de participantes. La manifestación fue observada por un amplio despliegue policial que decidió no intervenir.
Además, se registraron disturbios en barrios periféricos y localidades como Lqliâa, donde tres personas murieron en enfrentamientos con la Gendarmería Real. Las autoridades señalaron que los agentes actuaron "en legítima defensa", mientras que la Asociación Marroquí de Derechos Humanos y Amnistía Internacional pidieron una investigación independiente sobre los hechos.
El movimiento GENZ212 se desvinculó públicamente de los actos violentos. Una de sus voceras, Leila, declaró: "Nosotros no tenemos nada que ver con eso y lo condenamos. Igualmente, entendemos que las personas encargadas de llevar a cabo las acciones violentas lo hicieron movidas por la frustración ante unas condiciones de vida indignas".
Las protestas reflejan un creciente descontento social en Marruecos. La Organización Mundial de la Salud advierte que el país cuenta con solo 7,7 médicos por cada 10.000 habitantes, frente a los 25 recomendados, y que la falta de recursos afecta especialmente a las zonas rurales. Asimismo, la tasa de desempleo juvenil alcanza el 37%, en un contexto en donde los menores de 35 años representan casi el 40% de la población.
El movimiento juvenil mantiene su compromiso con la movilización pacífica y propuso una sesión nacional pública de rendición de cuentas, presidida por el rey Mohamed VI, para encaminar al país hacia "una nueva senda basada en la justicia social y la garantía de los derechos y libertades". Los jóvenes aseguran que continuarán protestando "hasta que sus demandas sean atendidas". (NotiPress)