No reprimen. Tampoco gobiernan

No reprimen. Tampoco gobiernan

El sospechoso contraste favorece al régimen de Cuarta… Transformación. Si en 1968 los jóvenes fueron reprimidos por militares del Estado Mayor Presidencial y agentes de la Dirección Federal de Seguridad, en 2025 los policías de CDMX son los agredidos, heridos, quemados, hospitalizados. Son las víctimas.

 

Lo que en realidad mostraron los cuatroteros fue la ausencia de gobierno. Cualquiera puede hacer lo que quiera sin ser aprehendido, ni siquiera reprendido, para que la 4T se ponga en la frente a sí misma la estrellita de “bien portados” porque no reprimen.

 

Sospechoso, también, que las administraciones federal y capitalina que tanto presumen desde 2019 del uso de la “inteligencia” para prevenir el crimen aún no hayan averiguado quién ordena y quiénes integran el llamado “bloque negro” que se infiltra en cuanta manifestación o marcha legítimas para, con violencia cada vez más intensa, pintarrajear, robar, incendiar, golpear hasta con saña… vandalizar.

 

¿Será porque ambas administraciones son las que ordenan estos actos disruptivos para deslegitimar?

 

¿Será porque la “intolerable alianza” con la delincuencia organizada también les sirve a los cuatroteros para crear estos desmadres?

 

¿Los “halcones” de Luis Echeverría usados para defenestrar a Alfonso Martínez Domínguez de la regencia del DDF redivivos?

 

¿Será la incapacidad de la dizque gobernante Clara Brugada y de los “duros” de la 4T que saben “grillar”, pero no entienden ni saben ni madres de verdaderamente administrar una ciudad tan compleja?

 

Maniqueísmo puro y duro

 

De lo que evidentemente ahora se trata es de que la sociedad compare lo buenos que son los cuatroteros y lo malo que fueron los gobernantes previos a la entronización de la 4T. Ya no es polarización la que vivimos. Es maniqueísmo puro y duro.

 

Lo confirman las frases que al respecto pronunció la noche de este último 2 de octubre ante los medios el secretario del gobierno de Brugada, César Cravioto, al lado del pasivo, indolente, ¿cómplice? intendente de la policía capitalina Pablo Vázquez:

 

"Lo que vimos hoy fue una gran provocación, se quería que la policía de la Ciudad de México, el gobierno, cayera en esta gran provocación, porque hay a quien no le gusta este proyecto que está transformando al país y la ciudad. Hay quien se muere porque ocurra otro hecho de represión policial en la Ciudad de México. Se quedaron con las ganas, gracias al aguante y la entereza del cuerpo policiaco que no entró en la provocación", aseveró Cravioto.

 

Vázquez, por su parte, reforzó lo anterior señalando que “hay quienes quisieran que nuestra policía actuara guiada por modelos del pasado. Pero no…”.

 

Contrastar, polarizar. Un maniqueísmo con el que se pretende beatificar a la 4T y demonizar a los gobiernos anteriores que, lamentablemente, tuvieron lo suyo.

 

El saldo es un cuerpo policiaco que, contrario sensu a lo que dijo el jefe policiaco no “ve hacia el futuro”, sino que condena a sus altos mandos por mandarlos a la guerra sin fusil, sin poder aplicar siquiera los modelos de contención de disturbios para los que están entrenados desde ese pasado que condenan los “buenos” cuatroteros, por lo que no sería extraño que al interior de la Secretaría de (in)Seguridad de CDMX pronto hubiera, también, reacciones violentas que no se paliarán con “bonos” prometidos por Brugada, quien todo quiere componer con dinero… que además ni siquiera es suyo.

 

Revanchismo de fábula

 

Todo ello abona a nuestra actual vivencia de una cultura presidida por el odio y el miedo, dos elementos manipulados que sirven a intereses concretos. Su fin es justificar y hacer posibles conductas y actuaciones políticas inadmisibles, extirpar valores consagrados por movimientos críticos de izquierda, defensores de la libertad y la universalidad.

 

Quieren sustituir la autenticidad y la innovación progresista por un rancio retroceso y un desvelado patriotismo que permite disfrazar los intereses reales de la minoritaria clase gobernante –36 millones de votos frente a 64 millones que no los votaron--, poseedora de un presupuesto que en 2026 arañará los 10 billones de pesos.

 

En un escenario nacional ‎entreverado, esto ya no puede ser. El presente no garantiza una gota de futuro. El odio y el miedo existen, pero su pensamiento, catastrófico y vacío, no es más que un contrapensamiento. Sus “ideólogos” son los que promueven y vaticinan su propio fracaso. Aquí ya se administra la antesala del totalitarismo.

Con los viejos narcos –en “alianza intolerable”--, los de palabra, los que pagaron facturas de ley en la cárcel, quienes fallecieron de muerte normal o “laboral”… y ahora con los sustitutos, los cuatroteros llegaron a inundar el país con ansias revanchistas de fábula, con sed de poder y sangre, sin reglas qué obedecer, protegidos por las caravanas de las Fuerzas Armadas del Estado.

 

El rostro del país cambió. Pasamos en pocos años de cantar con júbilo, muchas veces al lado de narcos en la misma fiesta, nada era tan demencial. Oíamos “Camelia la texana” con los acordes de Los Tigres del Norte, y hasta nos regocijábamos con las canciones que retrataban una clase política vencida por la sarracina.

 

El Presidente en turno, capo mayor, llegó a ser sustituido por las bandas de narcotraficantes que se rehusaban a compartir dividendos… y las fuerzas del gobierno, en vez de luchar contra el crimen organizado, llegaban a las regiones a regarla, a desorganizar el crimen, como muchas veces fueron ridiculizados por los malosos. La seguridad se volvió inmanejable. La reprobación, unánime.

 

Hoy ya es el crimen el que maneja a la 4T. Ha conseguido infiltrarse y hasta sentar sus reales en los escaños del Senado, en las curules de San Lázaro, en la estructura de Morena e, incluso, en los despachos de quienes se dicen gobernantes.

 

Y en esa “alianza intolerable”, en contrapartida, los criminales son usados para crear desmadres, deslegitimar marchas, sembrar caos, para que inmediatamente después los cuatroteros salgan a presumir que no reprimen.

 

Tampoco gobiernan.

 

Indicios

 

Y no, no se puede gobernar sólo con salivazos, como el que este último sábado escupió la señora Claudia Sheinbaum en Veracruz. Su muy celebrada frase –en medios afines y por comentaristas interesados-- “¿De qué sirve el dinero mal habido si con él se pierde la reputación y el legado?” llevaba como destinatarios a personajes de su propio partido, Morena, y que, pese a todo lo que ella ha dicho y condenado desde el verano, siguen impunes, sin ser tocados siquiera por una verdadera acción que demuestre el poderío que brinda el aleteo del águila que, supuestamente, lleva bordada sobre el pecho. ¿De qué le sirve ese aparente poder, señora? ¡Gobierne! ¡Ya no permita que la gobiernen a usted! * * * Por hoy es todo. Reciba mi reconocimiento por haber leído estas líneas y, como siempre, mis sinceros deseos de que tenga ¡buenas gracias y muchos, muchos días!

 

 

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