
Un trasplante desafió las reglas conocidas de compatibilidad sanguínea: un riñón originalmente tipo A fue transformado en tipo O y colocado en un paciente humano. Se trata del primer procedimiento de este tipo, realizado por un equipo de investigadores de Canadá y China, con resultados publicados en la revista Nature Biomedical Engineering.
La cirugía se efectuó en Chongqing, China, donde un hombre de 68 años diagnosticado con muerte cerebral recibió el órgano. Previamente, los especialistas aplicaron una enzima capaz de eliminar antígenos de tipo A, proceso el cual permitió convertir el tejido en sangre tipo O, universalmente aceptada por cualquier receptor.
Así, los responsables del hallazgo identificaron la enzima en 2019 y en 2022 demostraron la conversión de un pulmón de tipo A en tipo O, aunque sin llegar a trasplante humano. En esta ocasión, el riñón modificado funcionó de manera adecuada durante dos días antes de mostrar signos de rechazo y produjo orina por seis días, informaron los investigadores.
Stephen Withers, químico de la Universidad de Columbia Británica, señaló cómo la enzima logra transformar la sangre tipo A en tipo O al remover los antígenos responsables de incompatibilidad. Según explicó, este procedimiento abre la posibilidad de usar órganos de donantes sin importar su grupo sanguíneo.
Actualmente, los trasplantes de órganos provenientes de donantes fallecidos solo son viables si existe compatibilidad. Cuando el sistema inmunitario detecta antígenos diferentes, genera anticuerpos los cuales destruyen el tejido trasplantado. Por el contrario, los órganos de tipo O carecen de antígenos A y B, lo cual los convierte en compatibles con cualquier receptor.
Natasha Rogers, especialista en trasplantes del Hospital Westmead de Sídney, afirmó cómo los resultados "podrían mejorar el acceso a los órganos de donantes y reducir las listas de espera para trasplantes". Agregó además que, eliminada la barrera del grupo sanguíneo, los médicos podrían concentrarse en otros antígenos quienes determinan la duración de un injerto.
Donantes vivos pueden aportar órganos a receptores de grupos distintos, aunque esto requiere tratamientos prolongados para reducir anticuerpos antes de la cirugía. Estos procedimientos no resultan viables en el caso de donantes fallecidos por el deterioro rápido de los órganos y, además, aumentan el riesgo de infección en receptores.
Rogers sostuvo que tratar directamente el órgano donado constituye "un gran avance", el cual permitiría aplicar inmunosupresión estándar como ocurre en trasplantes entre grupos compatibles. No obstante, aclaró que se necesitan más ensayos en pacientes con muerte cerebral y en personas vivas para validar la seguridad del método y ajustar terapias las cuales prolonguen la función del injerto.
El procedimiento en Chongqing representa un paso inicial hacia la aplicación clínica de órganos convertidos en tipo O. Aunque se requieren estudios adicionales, la investigación ofrece evidencia sobre la viabilidad de esta técnica y su potencial impacto en la reducción de listas de espera para trasplantes humanos. (NotiPress)