
La corrupción en el gobierno que “dirige” Chedraui está “imparable”, pues cada día trae una nueva hazaña que supera la anterior en descaro y vileza. La administración municipal de Puebla no es un gobierno, es un espectáculo grotesco de ratería y cinismo que avergonzaría al mismísimo diablo.
La corrupción, lejos de ocultarse, se exhibe ante la sociedad con una desfachatez que indigna. Déjeme contarle por qué.
Un caso reciente, tan común como escandaloso, desnuda la podredumbre del sistema e ilustra el modus operandi de este gobierno municipal. Hace unos días, una ciudadana, como miles, fue multada por estacionarse 8 minutos en “un lugar indebido”. Hasta ahí, todo está dentro de lo "normal" en la capital imparable y funesta de Chedraui.
La retirada de una placa fue “normal” y la sanción económica fue de 452 pesos. Como ciudadana responsable, la afectada acudió de inmediato a pagar, obteniendo su “generoso” descuento del 50 %, quedando la multa en 226.28 pesos.
Hasta ahí todo parecía un trámite más de esta fallida administración municipal; sin embargo, el verdadero atraco se reveló cuando la ciudadana, cumpliendo con su obligación fiscal, solicitó una factura y el documento, enviado por correo, registraba ¡sólo 114 pesos!
Sí, así como lo lee. ¿Dónde están los 112.28 pesos restantes? De seguro en el oscuro limbo de la corrupción municipal, probablemente engordando las carteras de Chedraui y sus compinches. Y sí, también pienso lo mismo, este no es un error administrativo, es un robo sistemático: cientos de infracciones diarias engrosan esta maquinaria de saqueo.
Nada más hagan las cuentas: miles, quizá millones de pesos al año, evaporados sin rastro. Esta es la magia corrompida de un gobierno fallido que opera como una banda de ladrones bien organizada y con el cinismo como estandarte. Mientras tanto, Puebla, la autoproclamada “capital imparable”, se cae a pedazos con baches que parecen cráteres lunares y una inseguridad que la ha convertido en un referente nacional tristemente célebre.
Chedraui y su séquito de ineptos e indolentes no sólo han fracasado en gobernar, sino que han perfeccionado el arte de saquear a los poblanos, mientras la ciudad se ahoga en el abandono. Este gobierno es una afrenta a la dignidad de los ciudadanos, es el cuento de Alí Babá y sus 40 ladrones, versión Chedraui y sus 40 corruptos y cínicos.