Una escena muy común al inicio del ciclo escolar, especialmente en los primeros días o semanas, es que los niños, sobre todo los más pequeños, experimentan la separación de sus mamás en la puerta de la escuela. Esto es completamente normal y forma parte del proceso de adaptación a un entorno nuevo, pero ¿hasta cuándo pierden el miedo los menores o los mismos padres?
La realidad es que no hay un día exacto en que los niños dejan de sentir miedo o angustia al ser dejados en la escuela, ya que esto depende de múltiples factores como la edad, la personalidad del niño, el vínculo con los padres y el ambiente escolar.
En general, los expertos en psicología infantil sugieren que la mayoría de los niños suelen superar este miedo o angustia en 1 a 4 semanas. Durante este tiempo, el llanto y la resistencia al separarse de la mamá tienden a disminuir a medida que se familiarizan con la rutina, los maestros y sus compañeros.
En esta ocasión, en Imagen Poblana acudimos a una institución educativa de nivel preescolar, para conocer la experiencia de las mamás en esta etapa.
"Mi nena todavía hasta el día de hoy lloró cuando la dejé en la escuela, yo espero que la semana que viene, se le vaya quitando el miedo", expresa una madre llamada Flor.
Flor informa que lo que hace con su hija, que cursa el primer año de kinder, para que sienta menos esta ansiedad por la separación, es platicar con ella para olvidar el miedo.
"Siempre le digo 'primero vas a jugar con tus amigos, luego harás una actividad con la maestra y después mamá estará esperándote'. Trato de ayudarla y también ayudarme yo, porque me parte el corazón verla llorar y debo hacerme la fuerte”, aseguró.
Paty, mamá de una pequeña de segundo de preescolar, asegura que esperaba que su nena no resintiera el separarse en el inicio de este ciclo escolar.
"Cuando entró el año pasado, lloró durante dos semanas. Era un martirio para mí y para mi hija, me tenía que aguantar las ganas de llorar, me jalaba hasta el cabello porque no quería quedarse", dice.
Pero después de ese tiempo, afirma, su hija comenzó a perder el miedo, incluso acudía con mayor alegría y emoción por ver a sus nuevos amigos y jugar.
“Por eso pensé que ahora que regresó, no iba a hacer lo mismo, pero no, el primer día que se pone a llorar. Yo espero que la semana que entra, se le quite”, afirma.
Los especialistas aseguran que si después de 4 o 6 semanas el niño sigue mostrando angustia intensa, rechazo persistente a la escuela o síntomas físicos, podría ser útil consultar a un psicólogo infantil para descartar ansiedad por separación u otros problemas emocionales.
En situaciones normales, la mayoría de los niños se adapta en unas pocas semanas, cada caso es único, fomentar la confianza y mantener una comunicación abierta con el niño y los maestros es clave para una transición suave.