
México ha registrado dos muertes por rabia humana en un periodo de 15 días; el primer caso fue el de una joven de 17 años en Zacatecas, quien falleció el 24 de agosto tras ser mordida por un zorrillo; el segundo caso fue el de un hombre en Tonalá, Jalisco, quien murió tras ser atacado por un animal en mayo.
La rabia es una enfermedad zoonótica viral causada por el virus del género Lyssavirus, perteneciente a la familia Rhabdoviridae. Este virus afecta el sistema nervioso central de mamíferos, incluidos los humanos, y tiene una letalidad cercana a 100 % una vez que aparecen los síntomas. Se transmite principalmente por la mordedura de un animal infectado, aunque también puede ocurrir por contacto de la saliva infectada con heridas abiertas, rasguños profundos o mucosas.
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En México, la situación de la rabia había obtenido avances significativos, especialmente desde que en 2019 la OMS validó al país como libre de rabia humana transmitida por perros, un logro histórico. Sin embargo, los casos recientes en 2025 indican que la enfermedad sigue siendo una amenaza, principalmente por fauna silvestre.
Es de resaltar que la rabia se transmite principalmente por mordeduras de animales infectados, siendo los perros históricamente los principales vectores en humanos, responsables de 99 % de los casos a nivel mundial según la OMS. No obstante, otros mamíferos, como gatos, murciélagos, zorrillos, mapaches, zorros y ganado, también pueden transmitir el virus.
El periodo de incubación de la rabia varía ampliamente, de 6 a 249 días, dependiendo de factores como la ubicación de la mordedura, la cantidad de virus inoculada y la especie transmisora. Los síntomas iniciales son inespecíficos, similares a los de la influenza, e incluyen fiebre, dolor de cabeza, malestar general y molestias en el sitio de la mordedura.
A medida que el virus avanza al sistema nervioso central, se presentan dos formas clínicas principales:
- Rabia furiosa, caracterizada por hiperactividad, agitación, ansiedad, confusión, alucinaciones, espasmos dolorosos al intentar beber agua y espasmos por corrientes de aire. Los pacientes pueden alternar entre lucidez y delirio, con parálisis respiratoria y cardíaca que lleva a la muerte en pocos días.
- Rabia paralítica, menos agresiva, con parálisis muscular progresiva que comienza en el sitio de la mordedura y se extiende, evolucionando hacia un coma y la muerte.
Una vez que aparecen los síntomas clínicos, no existe tratamiento efectivo, y la enfermedad es casi siempre mortal. Por ello, la atención médica inmediata tras una exposición es crucial, incluyendo el lavado exhaustivo de la herida con agua, jabón y antisépticos, seguido de profilaxis posexposición con vacuna antirrábica humana y, en casos graves, inmunoglobulina antirrábica.