
Este segundo sábado de agosto se conmemora el Día Internacional del Animal sin Hogar, fecha que nos hace reflexionar sobre como un perro callejero vive entre la incertidumbre y la lucha diaria por sobrevivir. Su día a día depende de su ingenio, instinto y las circunstancias de su entorno.
Busca comida donde pueda encontrarla, revuelve basureros, mercados o zonas cercanas a restaurantes en busca de sobras. Se acerca a personas que le ofrezcan comida por lástima o, incluso, puede llegar a cazar pequeños animales. La comida es irregular, y a menudo pasa días sin alimentarse adecuadamente, sufriendo desnutrición o debilidad. Duerme regularmente en lugares improvisados como callejones, debajo de autos estacionados, en edificios abandonados o en rincones protegidos de parques. Elige sitios que le brinden cierta seguridad frente a amenazas, aunque rara vez son completamente seguros.
¿Cómo sobrevive al clima? En el calor extremo, buscan sombra bajo árboles, estructuras o escombros, y pueden jadear para regular su temperatura, aunque la deshidratación es un riesgo constante si no encuentran agua. En el frío, intentan resguardarse en lugares que los protejan del viento o la lluvia, como huecos o refugios improvisados, y dependen de su pelaje para mantenerse calientes, aunque a menudo no es suficiente. Los peligros son constantes, lo que los lleva a desarrollar un fuerte instinto de supervivencia, aprendiendo a esquivar vehículos, evitar peleas con otros animales y huir de personas que puedan lastimarlos. Sin embargo, enfrentan abusos y envenenamientos intencionales, están expuestos a enfermedades como la rabia, parásitos o infecciones por heridas. Su supervivencia depende de su cautela, agilidad y, a veces, la suerte de encontrar humanos compasivos que les ofrezcan alimento o refugio temporal.
En Puebla, los casos de maltrato animal, muchos de los cuales se han viralizado en redes sociales, reflejan una problemática profunda que pone en evidencia la necesidad de promover la tenencia responsable, la adopción y la esterilización.
Esta el caso de Rayito de Luz en Tehuacán, que fue víctima de un acto atroz: tras ser atropellado, fue enterrado vivo. A pesar de los esfuerzos por rescatarlo y brindarle atención médica, las graves fracturas que sufrió le causaron la muerte.
En 2023, un hombre, presuntamente bajo los efectos del alcohol, apuñaló a un perro que dormía en la vía pública. El animal, herido de gravedad, se desangró en la calle mientras los vecinos intentaban detener al agresor, quien los amenazó y huyó. A pesar de las llamadas al 911, la policía no llegó a tiempo, y un veterinario, al ver el estado crítico del perro, decidió sacrificarlo para evitarle más sufrimiento.
El caso de Huesitos, un perro callejero brutalmente agredido en Santiago Miahuatlán, Puebla, es otro ejemplo desgarrador de la violencia que enfrentan los animales sin hogar. Este incidente, ocurrido el 12 de febrero de 2025, fue captado por una cámara de seguridad, en la cual se observa a un sujeto arrojando una piedra de gran tamaño a Huesitos mientras este dormía plácidamente en la banqueta. El ataque, sin motivo aparente, dejó al perro con múltiples fracturas en patas, cadera y columna, además de contusiones internas, edema pulmonar e inflamación abdominal.
La vida de un perro callejero es una lucha constante por recursos básicos y seguridad, marcada por la resiliencia, pero también por un sufrimiento significativo debido a la falta de un hogar estable. En el marco del Día Internacional del Animal sin Hogar, esta realidad subraya la importancia de iniciativas como la adopción, la esterilización y los programas de ayuda para mejorar sus condiciones de vida.