
La música es capaz de activar todo tipo de emociones muchas veces placenteras, otras veces, no tanto, pero una vez que dejamos pasar la emoción y todos los recuerdos y los pensamientos vinculados a estas, podemos llegar a preguntarnos ¿por qué me sucedió esto? Un estudio clínico del Hospital Houston Methodist y la Universidad Rice identificó un patrón distintivo en la actividad cerebral cuando personas escuchan música con fuerte carga emocional. El análisis se realizó mediante imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI), con el objetivo de evaluar respuestas neuronales completas ante distintos estímulos auditivos.
De acuerdo con información compartida a NotiPress, el proyecto fue desarrollado en el Centro de Imagenología Traslacional del Hospital Houston Methodist. Los participantes escucharon piezas seleccionadas por afinidad emocional, obras de Johann Sebastian Bach, música tradicional japonesa Gagaku y fragmentos de discursos públicos. Las imágenes cerebrales mostraron diferencias notables según el tipo de contenido auditivo.
"Existe un vínculo emocional positivo con la música en el cerebro. Cada vez que intentas acceder a tus recuerdos, estos están ligados a las emociones", explicó el doctor Christof Karmonik, investigador principal. En su caso, una canción vinculada a sus abuelos activó zonas cerebrales relacionadas con la memoria y la emoción. Con una pieza desconocida, se activaron regiones vinculadas a la atención focalizada.
Durante la reproducción de música emocionalmente significativa, las redes neuronales completas revelaron una relación coordinada entre modularidad y flexibilidad. Estas propiedades reflejan cómo interactúan las regiones cerebrales y la velocidad con la cual modifican su organización. El patrón cambió con la música Gagaku, al perderse esa coordinación, aunque el córtex auditivo mostró mayor dinamismo.
El proyecto Music to My Ears forma parte de una investigación más amplia sobre el uso clínico de la música. Todd Frazier, director del Centro de Medicina de las Artes Escénicas del Hospital Houston Methodist, participó directamente en las pruebas. "Observamos cómo reaccionaba mi cerebro al escuchar una canción con la que tengo un vínculo emocional muy fuerte —me recuerda a mis abuelos—. Notamos que esa pieza activó más las zonas del cerebro relacionadas con las emociones y la memoria", indicó Frazier.
Los investigadores ampliaron el estudio a personas de distintas edades y orígenes culturales. Las imágenes obtenidas sugieren que el efecto emocional de la música se repite en diversos perfiles demográficos. La reacción más estructurada se presentó con piezas emocionalmente significativas, sin importar el género o procedencia del oyente. (NotiPress)