
En los últimos años, los videojuegos se han integrado profundamente en la vida cotidiana de las personas, transformándose de un pasatiempo a ser parte del día a día de las personas, convirtiéndose en un fenómeno cultural y social, pero también generando preocupación por los casos de adicción.
En 2018, la OMS incluyó la adicción a los videojuegos como un trastorno en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11), aprobada en 2019 y vigente desde 2022, la cual se puede reconocer, diagnosticar y tratar.
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La adicción a los videojuegos es un trastorno del comportamiento caracterizado por un patrón persistente y descontrolado de juego que afecta significativamente la vida diaria de una persona.
Esta adicción no se refiere simplemente a jugar mucho, sino a un comportamiento compulsivo donde el juego se convierte en una prioridad desproporcionada, interfiriendo con aspectos esenciales de la vida como las relaciones personales, el trabajo, los estudios o la salud física y mental.
La OMS lo define como un trastorno mental y conductual, similar a la adicción a las apuestas, pero centrado en videojuegos, ya sean en línea o fuera de ella.
Para que se diagnostique este trastorno, deben cumplirse tres criterios principales durante al menos 12 meses: pérdida de control, que conlleva dificultad o incapacidad para controlar la frecuencia, duración o intensidad del juego; priorización excesiva, donde el juego se antepone a otras responsabilidades o intereses; y continuación pese a consecuencias negativas, es decir, seguir jugando a pesar de que cause problemas evidentes.
Dentro de los principales síntomas que causan la adicción sobresalen:
-Aislamiento social y familiar
-Dificultad para mantener relaciones con sus iguales
-Uso de los videojuegos para canalizar el estrés o alguna problemática subyacente
-Bajo rendimiento escolar
-Pensamiento recurrente de querer jugar
-Dolor muscular por una mala postura
-Sustitución de actividades
-Síndrome de abstinencia al dejar de jugar
-Pérdida de la noción del tiempo
-Explosiones de enfado e ira
Asimismo, los videojugadores pueden clasificarse en diferentes tipos según sus motivaciones, estilos de juego, nivel de compromiso y preferencias.
Jugadores casuales: son aquellos que juegan esporádicamente por diversión, sin compromiso profundo.
Jugadores hardcore: dedican mucho tiempo a dominar juegos complejos. Buscan desafíos y prestigio.
Jugadores competitivos: se enfocan en juegos multijugador competitivos, buscando rangos o torneos.
Jugadores narrativos: son aquellos que aman juegos con historias profundas, valoran la narrativa y la inmersión.
Jugadores sociales: juegan para conectar con otros, es decir, el juego es un medio de socialización.
Jugadores creativos: son aquellos que crean contenido en juegos, como Minecraft, como mundos o niveles.
Jugadores retro: prefieren juegos clásicos por nostalgia.
Jugadores profesionales: participan en e-sports como carrera.
Jugadores coleccionistas: buscan completar juegos al 100 %.
Jugadores problemáticos o adictos: ya presentan síntomas de adicción