Adicción a la marihuana: efectos en corazón, cerebro y salud emocional

Adicción a la marihuana: efectos en corazón, cerebro y salud emocional

Foto: FreePik

Un estudio reciente asegura que el consumo de marihuana estaría vinculado con un mayor riesgo de infartos y derrames cerebrales, incluso en personas jóvenes. La investigación, que analizó datos de 24 estudios clínicos, concluyó que el consumo de esta hierba se asocia con un aumento considerable en el riesgo de infarto al miocardio, accidentes cerebrovasculares y hasta el doble de probabilidad de muerte por enfermedades del corazón.

 

Pero, independientemente de estos estudios, la adicción a la marihuana puede generar diversos daños físicos y sicológicos en las personas que la consumen.

 

En primera instancia, el consumo crónico afecta la memoria a corto plazo y la capacidad de concentración, especialmente si el uso comenzó en la adolescencia, cuando el cerebro aún está en desarrollo. Diversos estudios muestran que puede haber una disminución leve pero persistente en el coeficiente intelectual en consumidores que iniciaron jóvenes.

 

Aunque la marihuana puede tener efectos relajantes, en usuarios frecuentes puede desencadenar ansiedad, ataques de pánico o paranoia, especialmente con variedades de alto contenido en THC. Aproximadamente 9 % de los usuarios de marihuana desarrollan dependencia, la cual se manifiesta en craving, irritabilidad y dificultad para dejar el consumo.

 

Asimismo, en personas predispuestas genéticamente, el uso continuo puede aumentar el riesgo de sicosis o esquizofrenia, particularmente en adolescentes y jóvenes. También se asocia con un mayor riesgo de depresión, aunque la causalidad no está completamente establecida.

 

El "síndrome amotivacional" es un fenómeno observado en algunos usuarios crónicos, caracterizado por apatía, falta de interés en metas personales y reducción de la productividad.

 

El fumar marihuana regularmente irrita los pulmones, causando tos crónica, bronquitis y mayor riesgo de infecciones respiratorias. Aunque no hay evidencia concluyente de que cause cáncer de pulmón, las sustancias tóxicas del humo son similares a las del tabaco.

 

Los usuarios crónicos desarrollan tolerancia, necesitando más cantidad para lograr los mismos efectos. Al intentar dejarla, experimentan síntomas de abstinencia como insomnio, irritabilidad, pérdida de apetito y ansiedad.

 

En hombres, el uso prolongado puede reducir los niveles de testosterona y afectar la calidad del esperma. En mujeres, puede alterar los ciclos menstruales, aunque los datos son menos concluyentes.

 

Los adolescentes son particularmente vulnerables porque el cerebro sigue desarrollándose hasta los 25 años. El consumo crónico en esta etapa puede alterar el desarrollo de áreas como la corteza prefrontal, afectando la toma de decisiones y el control de impulsos.

 

El uso durante el embarazo se asocia con bajo peso al nacer, problemas de desarrollo cognitivo y conductual en el recién nacido.

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