¿Mundial de futbol con un país anfitrión en guerra? No sería la primera vez

¿Mundial de futbol con un país anfitrión en guerra? No sería la primera vez

Foto: FreePik

Se ha especulado recientemente que el Mundial de Futbol de 2026 podría convertirse en el primero de la historia en llevarse a cabo con un país anfitrión formalmente involucrado en una guerra. Esta posibilidad surge ante el aumento de tensiones en Medio Oriente y el riesgo de que Estados Unidos, uno de los tres organizadores del torneo junto a México y Canadá, se involucre aún más en un conflicto directo con Irán. Si bien por ahora no existe una guerra declarada entre ambos países, el panorama geopolítico plantea interrogantes que van más allá del deporte.

 

Sin embargo, afirmar que sería el primer Mundial con un país anfitrión en guerra no es del todo exacto desde una perspectiva histórica. Un caso anterior demuestra lo contrario: en 2002, Corea del Sur fue sede del Mundial junto con Japón y, en términos formales, ese país aún estaba en guerra. La Guerra de Corea (1950–1953) no concluyó con un tratado de paz, sino con un armisticio, lo que significa que el conflicto nunca se cerró oficialmente. Corea del Sur y Corea del Norte continúan técnicamente en guerra desde hace más de siete décadas.

 

La diferencia entre una guerra "activa" y una situación de guerra "no resuelta" como la coreana es relevante, pero no cambia el hecho legal: Corea del Sur fue anfitriona de un Mundial estando, en el papel, en guerra. Por lo tanto, el Mundial de 2026 no sería un caso sin precedentes, aunque sí podría tener connotaciones distintas si se llegara a un conflicto armado activo e internacionalmente reconocido entre Estados Unidos e Irán.

 

El Mundial de 2026 será el primero en contar con 48 selecciones, un formato ampliado que requiere una enorme infraestructura y cooperación logística entre los tres países organizadores. Cualquier conflicto armado en territorio estadounidense, aunque sea indirecto, tendría un impacto considerable en la percepción internacional del evento, e incluso podría afectar la seguridad, el transporte y la participación de algunas delegaciones.

 

Más allá de los aspectos políticos, el Mundial sigue siendo una vitrina global de valores como la unidad, la competencia pacífica y la celebración de la diversidad. No obstante, la posibilidad de que el torneo se desarrolle en un contexto geopolítico tan tenso resalta la inevitable intersección entre deporte y política, y la necesidad de reflexionar sobre cómo estos eventos globales se ven afectados por los conflictos que ocurren más allá del campo de juego.

Notas Relacionadas