
Estados Unidos empleó por primera vez en combate su bomba anti-búnker más poderosa y ejecutó la mayor misión con bombarderos B-2 desde 2001, como parte del ataque contra instalaciones nucleares de Irán ordenado por el presidente Donald Trump. El operativo, denominado "Martillo de Medianoche", destruyó los centros de Fordo, Natanz e Isfahan mediante un despliegue conjunto de más de 125 aeronaves, misiles de crucero y maniobras de engaño, informó el secretario de Defensa, Pete Hegseth.
Durante la conferencia del 22 de junio de 2025, Hegseth y el general Dan Caine revelaron que el ataque implicó 14 GBU-57, bombas de 13.600 kilos diseñadas para perforar fortificaciones subterráneas. "Fue la primera vez que se empleó esta arma de manera operativa", precisó Caine al destacar que los objetivos principales fueron destruidos entre las 2:10 y las 2:35 horas, tiempo local iraní. El ataque dejó a instalaciones nucleares iranies con fallas eléctricas masivas.
Las aeronaves partieron desde el estado de Misuri en una misión de 18 horas, que incluyó múltiples reabastecimientos aéreos. En paralelo, un submarino de ataque lanzó más de 24 misiles Tomahawk para destruir estructuras superficiales y mantener el elemento sorpresa. La operación fue clasificada como la más extensa con B-2 en la historia militar de Estados Unidos, superada solo por la ejecutada tras los atentados del 11 de septiembre.
Por su parte, Israel infiltró drones y ejecutó un ataque con inteligencia artificial que en 8 días desmanteló la red nuclear de Irán. Asimismo, las operaciones del servicio secreto Mossad marcan décadas de espionaje en Medio Oriente.
El Pentágono detalló que la incursión aérea utilizó tácticas de disuasión y engaño. Parte del paquete de bombarderos voló hacia el Pacífico como señuelo, mientras otro segmento cruzó el Mediterráneo, Israel, Jordania e Irak para llegar a los objetivos. "Nuestros B-2 entraron y salieron sin ser detectados", aseguró Hegseth, quien resaltó la "histórica precisión" de la misión.
Estrategia contra plan nuclear iraní
A pesar del impacto estratégico, el gobierno estadounidense reiteró que no busca un cambio de régimen ni una guerra prolongada. "Esto ciertamente no es abierto", afirmó Hegseth al aclarar que cualquier represalia iraní sería respondida con más fuerza. El general Caine indicó que las fuerzas estadounidenses permanecen en alerta máxima en Irak, Siria y el Golfo Pérsico ante posibles reacciones.
Consultado por la prensa sobre la coordinación con aliados, el Pentágono indicó que Israel fue informado pero no participó tácticamente en el ataque. "Fue una operación liderada y ejecutada exclusivamente por Estados Unidos", sostuvo Caine.
Una de las cuestiones más sensibles surgió cuando un periodista recordó que, en marzo, el informe oficial de inteligencia estadounidense descartaba que Irán estuviera construyendo armas nucleares. Hegseth respondió que el presidente evaluó toda la información disponible y decidió actuar al considerar que el programa representaba una amenaza inminente para la seguridad nacional.
Asimismo, las autoridades estadounidenses también confirmaron que el Congreso fue notificado de la operación solo después de que los bombarderos regresaran a territorio seguro, en cumplimiento del War Powers Act. En tanto, la administración Trump sostiene canales públicos y privados con Irán, en un intento por evitar una escalada mayor.
"El mensaje es claro: Irán no tendrá armas nucleares. Trump ha dicho que busca la paz, pero también ha demostrado que está dispuesto a actuar", concluyó el secretario de Defensa al cerrar la sesión informativa en el Pentágono a la que tuvo acceso NotiPress. (Notipress)