La inteligencia artificial (IA) se está convirtiendo una herramienta prometedora para ayudar a mejorar la salud mental, especialmente en el tratamiento de la depresión. Aunque no reemplaza las terapias sicológicas ni las redes de apoyo tradicionales, sí puede complementar el proceso terapéutico mediante recursos accesibles para el manejo de emociones y pensamientos negativos.
Existen aplicaciones como Woebot y Wysa, que utilizan modelos de terapia cognitivo-conductual para interactuar con los usuarios, además de monitorear su estado emocional y proponer ejercicios que contribuyan al equilibrio sicológico. Estas plataformas son útiles en situaciones de crisis, y sobre todo cuando no se cuenta con disponibilidad inmediata de atención profesional.
De acuerdo con los especialistas, una de las principales ventajas de la IA es su capacidad para llevar a cabo un seguimiento continuo de síntomas y adaptar sus intervenciones a partir de los datos recopilados. Este monitoreo permite respuestas inmediatas y personalizadas, lo que es valioso en escenarios de vulnerabilidad emocional o aislamiento.
Sin embargo, los expertos advirtieron que la IA carece de empatía auténtica y no puede reemplazar el consuelo humano ni la comprensión profunda que brinda un terapeuta o un ser querido, por lo que las relaciones interpersonales siguen siendo fundamentales en el tratamiento de trastornos como la depresión, ya que ofrecen cercanía, contención y sentido de pertenencia.
Además, es importante tener precaución con el uso de plataformas no especializadas para compartir información sensible, como WhatsApp o Facebook, ya que no están diseñadas para ofrecer apoyo emocional seguro y podrían representar riesgos en cuanto a la privacidad o desinformación.
