Israel y los eternos conflictos con países del Medio Oriente

Israel ha mantenido conflictos prolongados con varios países de Oriente Medio. Desde su creación en 1948, el problema con los palestinos ha sido central, dando pie a la ocupación de Gaza y Cisjordania tras la Guerra de 1967, el bloqueo de Gaza desde 2007, los enfrentamientos con Hamás, en 2023, y ahora con Irán.

Estos conflictos tienen su origen a finales del siglo XIX con el surgimiento del sionismo, un movimiento que buscaba establecer un hogar nacional para el pueblo judío en Palestina, entonces bajo control del Imperio Otomano. La Declaración Balfour de 1917, emitida por el Reino Unido, apoyó la creación de un "hogar nacional" judío en Palestina, lo que generó tensiones con la población árabe local.

En 1948, tras la resolución de la ONU para la partición de Palestina, se creó el Estado de Israel. Esto desencadenó la Guerra Árabe-Israelí de 1948, conocida por los palestinos como la "Nakba", en la que más de 700,000 palestinos fueron desplazados. Desde entonces, la cuestión de la soberanía sobre Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este, así como el derecho al retorno de los refugiados palestinos, ha sido central en el conflicto.

Durante décadas, Israel enfrentó hostilidades con varios países árabes, como Egipto, Jordania, Siria y Líbano, que se opusieron a su creación, en parte por solidaridad con los palestinos y en parte por intereses geopolíticos. Esto llevó a guerras como la de 1967 y la de 1973; sin embargo, tratados de paz con Egipto y Jordania redujeron las hostilidades directas.

Desde finales del siglo XX, el conflicto árabe-israelí ha evolucionado hacia un enfrentamiento más focalizado con los palestinos y un conflicto indirecto con Irán y sus aliados, conocido como el "conflicto por proxy Irán-Israel".

Las tensiones también tienen un componente religioso, con Israel como un estado judío enfrentado a actores que basan su oposición en el islamismo. Además, los movimientos nacionalistas árabes y palestinos ven a Israel como una potencia colonial que ocupa tierras históricamente árabes.

La guerra actual en Gaza, que comenzó el 7 de octubre de 2023, es parte del conflicto israelí-palestino, que lleva más de siete décadas. El ataque sorpresa de Hamás, que mató a 1,195 personas, desencadenó una respuesta militar masiva de Israel, que ha causado más de 55,000 muertes palestinas y una crisis humanitaria sin precedentes.

Gaza ha sido escenario de múltiples conflictos desde 2007, cuando Hamás tomó el control tras su victoria electoral. Israel impuso un bloqueo que ha limitado el acceso a bienes esenciales, exacerbando las tensiones. Las guerras previas no han resuelto el conflicto y Hamás ha fortalecido sus capacidades militares, en parte con apoyo iraní.

Por otro lado, el 23 de septiembre de 2024, Israel inició la Operación Flechas del Norte, una intensa campaña aérea contra objetivos de Hizbolá en el sur de Líbano. Ese día, el Ministerio de Salud libanés reportó más de 550 muertos, incluidos 50 niños y 94 mujeres, marcando el día más letal en esta región. Los ataques se dirigieron a infraestructura y posiciones asociadas con Hizbolá, en un contexto de escalada de hostilidades.

Hizbolá, respaldado por Irán, atacó bases militares israelíes, mientras Israel ejecutó ataques aéreos masivos, que provocaron la muerte de su líder, Hassan Nasrallah, en septiembre de 2024.

Recientemente, las tensiones entre Israel e Irán alcanzaron un punto crítico. En octubre del año pasado, Irán lanzó 200 misiles balísticos contra Israel en represalia por los asesinatos de líderes de Hizbolá y Hamás, por su parte, Israel respondió con ataques aéreos masivos dirigidos a instalaciones militares iraníes, aunque no a su infraestructura nuclear o petrolera.

Sin embargo, en junio de este año, Israel lanzó la "Operación León Naciente", atacando instalaciones nucleares y militares en Irán, matando a líderes clave como el general Hossein Salamí y seis científicos nucleares. Irán respondió con más misiles, causando al menos dos muertes en Israel.

El panorama para la paz en Oriente Medio luce sombrío debido a la complejidad de los conflictos, los intereses enfrentados y la falta de voluntad política para abordar las causas de raíz.