En medio de la crisis política, crece la violencia en Bolivia

En medio de la crisis política, crece la violencia en Bolivia

Foto: Xinhua

La violencia en Bolivia se intensificó en el contexto de una crisis política nacional, con la muerte de cuatro policías durante enfrentamientos en distintas regiones del país. Los hechos más graves ocurrieron en el municipio minero de Llallagua, al norte de Potosí, y en una carretera hacia Oruro. Allí las fuerzas de seguridad fueron rebasadas por manifestantes que exigen la renuncia del presidente Luis Arce y rechazan la inhabilitación de Evo Morales como candidato presidencial.

 

Jorge Barrozo Rodríguez y Carlos Enrique Apata Tola, tenientes, junto al sargento primero Jesús Alberto Mamani, murieron por heridas de arma de fuego en Llallagua. En otro punto del conflicto, falleció el subteniente Christian Calle Alcón y además, un capitán se encuentra en estado crítico, según reportes médicos. La prensa local indicó que los manifestantes incendiaron un autobús que transportaba policías, tomaron rehenes entre los uniformados e impidieron el paso de ambulancias destinadas a los heridos.

 

El martes 10 de junio ya se había registrado una jornada de violencia en esa misma localidad. Vecinos enfrentaron a los bloqueadores, quienes mantienen cerrada la zona urbana e impidieron el paso de suministros básicos como alimentos, gas y combustible. "Los vecinos, transportistas y comerciantes, agobiados tras una semana de corte total en el suministro de combustible, gas y alimentos, decidieron tomar las calles para desbloquear por la fuerza la ruta que permanece cerrada por grupos identificados con el expresidente Morales", señaló el diario El Potosí.

 

 

La violencia también se replicó en Vinto, ubicado a 20 kilómetros de Cochabamba. En esa localidad, los bloqueadores se enfrentaron durante al menos cuatro horas a la Policía, utilizando petardos y piedras, mientras las fuerzas del orden emplearon gases lacrimógenos para dispersar la protesta. En total, se registraron 19 piquetes activos en cuatro de los nueve departamentos del país, especialmente en Potosí y Cochabamba.

 

Morales permanece en su bastión político de Cochabamba, donde campesinos afines lo protegen para evitar su captura. El exmandatario fue inhabilitado para postularse nuevamente a la presidencia, luego de una sentencia constitucional que limita el ejercicio presidencial a dos periodos consecutivos. Morales ejerció el cargo en tres mandatos entre 2006 y 2019, lo que motivó la resolución judicial.

 

La tensión social también fue alimentada por la crisis económica. En varias regiones reportaron protestas contra la escasez de combustible y el alza en los precios de productos básicos. Las filas en estaciones de servicio se extendieron durante días, y sectores estratégicos como el transporte y la producción agrícola se vieron perjudicados. En Santa Cruz se documentaron bloqueos, mientras que en La Paz se realizaron marchas que demandaron la renuncia del presidente Arce.

 

El mandatario boliviano descartó dimitir: "La renuncia de nadie resuelve los problemas", afirmó, al tiempo que prometió acciones conjuntas de militares y policías para recuperar el control territorial. En un mensaje emitido tras las muertes de los oficiales, declaró: "No vamos a hacer que ganen aquellos que no quieren las elecciones, lo que no quieren la democracia, que no quieren al país ni al pueblo boliviano".

 

Morales, por su parte, negó ser el responsable directo de los bloqueos, pero advirtió que cualquier intento de desbloqueo derivará en una "mayor rebelión y mayor sublevación ante el Gobierno". Ante este escenario, algunas organizaciones sociales solicitaron declarar un estado de excepción para restablecer el orden en las regiones donde se concentran los disturbios, a menos de dos meses de las elecciones generales. (NotiPress)

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