El desarrollo de nuevos tratamientos para el vitiligo representa un avance médico importante en el manejo de esta condición crónica. Las terapias más recientes, incluyendo fármacos aprobados recientemente por organismos reguladores, han demostrado ser efectivas para lograr la repigmentación de la piel en muchos pacientes. Sin embargo, el costo elevado de estas opciones limita su disponibilidad para la mayoría de la población.
Este padecimiento, caracterizado por la pérdida progresiva de pigmentación en distintas zonas del cuerpo, ha sido históricamente una enfermedad con escasas alternativas terapéuticas. Durante décadas, los tratamientos se enfocaron en la fototerapia, corticosteroides tópicos y, en casos avanzados, en intervenciones quirúrgicas. A pesar de estos esfuerzos, los resultados eran variables y muchas veces frustrantes para los pacientes.
Actualmente, se cuenta con medicamentos innovadores que actúan a nivel inmunológico, como los inhibidores de JAK (Janus Kinasas), los cuales han mostrado respuestas clínicas positivas. Sin embargo, el costo de estos tratamientos puede superar los 50,000 pesos mexicanos, dependiendo del tamaño y número de lesiones a tratar, así como de la duración del tratamiento.
De acuerdo con declaraciones de la dermatóloga Karen Feréz, durante el Dermaland 2025, este tipo de medicamentos no solo son costosos, sino que requieren continuidad para mantener sus efectos. Además, una interrupción del tratamiento puede revertir los avances logrados, lo cual genera una presión adicional tanto para el paciente como para su entorno económico.
La brecha entre el avance médico y el acceso real se amplía en contextos donde los sistemas de salud pública no cubren estas terapias. En muchos casos, los pacientes se ven obligados a elegir entre tratarse parcialmente o posponer el inicio del tratamiento por falta de recursos. Esta realidad ha impulsado a profesionales de la salud a abogar por la inclusión de estas terapias en los catálogos de medicamentos esenciales.
Pese a las barreras económicas, el panorama general es esperanzador. La creciente comprensión científica del vitiligo ha permitido diseñar tratamientos más específicos, con mejores tasas de respuesta y menor riesgo de efectos adversos. Feréz, quien atiende regularmente a personas con este padecimiento, considera que cada nuevo avance contribuye a mejorar el conocimiento y el abordaje integral de la enfermedad. (NotiPress)
