
En décadas pasadas, las canciones de Cri-Cri, creadas por Francisco Gabilondo Soler, eran un pilar en la cultura infantil mexicana, resonando en festivales escolares, programas de radio y televisión, así como en reuniones familiares. Su presencia era casi obligatoria, debido a su accesibilidad, su riqueza narrativa y su conexión con la imaginación infantil.
Canciones como La Patita, El Ratón Vaquero o Caminito de la Escuela eran un recurso esencial en los festivales escolares. Su simplicidad melódica y letras memorables facilitaban que los niños las aprendieran para bailes, obras de teatro y presentaciones del Día de la Madre, el Día del Niño o fin de cursos. Estas canciones también reforzaban valores educativos y culturales.
Publicaciones en redes sociales y sitios web infantiles muestran que las canciones de Cri-Cri siguen siendo utilizadas en escuelas, especialmente en kínder y primaria, para actividades como rondas infantiles, coreografías y ejercicios de motricidad, aunque cada vez en menor medida.
Actualmente, las preferencias musicales de los niños se han diversificado debido a la influencia de los medios digitales y las redes sociales, que promueven canciones virales, música pop y contenidos visuales más inmediatos. Aunque Cri-Cri mantiene un lugar especial, su popularidad depende en gran medida de los esfuerzos de padres y educadores por presentarlo a las nuevas generaciones, mientras que canciones modernas y globalizadas dominan el consumo espontáneo de los niños.
Analizando el tema, es evidente que aún se escuchan estas melodías, como lo reflejan los internautas que comparten publicaciones en redes sociales donde las canciones de Cri-Cri siguen siendo celebradas, lo cual indica que continúa siendo un referente cultural para las infancias.
Además, estas melodías están disponibles en YouTube, Spotify y otras plataformas, con listas de reproducción oficiales como Éxitos Cri-Cri, promovidas en redes sociales, lo que facilita que nuevas generaciones descubran su música.
Sin embargo, algunos estudios señalan que, actualmente, los menores están expuestos a una amplia variedad de géneros musicales a través de pantallas y redes sociales. Y aunque en la escuela prefieren canciones infantiles tradicionales, fuera de ella gravitan hacia música pop, latina, disco y canciones virales en plataformas como YouTube o TikTok.
Canciones como Baby Shark, La Vaca Lola o El Pollito Pío han ganado gran popularidad entre los niños debido a sus melodías pegajosas, animaciones coloridas y difusión masiva en plataformas digitales. Incluso estas canciones, a menudo en múltiples idiomas, tienen un componente didáctico y son más accesibles en el entorno digital.
Asimismo, la música pop también influye en los niños mayores de cinco años, ya que los medios de comunicación masiva y las redes sociales promueven estos géneros, lo cual contrasta con las melodías de Cri-Cri, cuya difusión depende más de contextos familiares o escolares.
Lo que es innegable es que las canciones de Cri-Cri tienen un valor cultural y educativo que las hace perdurar. Su riqueza lírica, personajes fantásticos y mensajes universales sobre la imaginación y los valores resuenan en entornos educativos. Sin embargo, enfrenta grandes desafíos frente a las nuevas tendencias, donde las preferencias infantiles se ven moldeadas por la inmediatez de los medios digitales.