México y EU llegan a un acuerdo sobre agua… aun así, el país no tiene cómo pagar

México y EU llegan a un acuerdo sobre agua… aun así, el país no tiene cómo pagar

Foto: FreePik

En 1944, México y Estados Unidos firmaron el Tratado de Aguas de los Ríos Colorado y Bravo, en el que ambos gobiernos se comprometieron a entregar una cantidad equilibrada de agua. El acuerdo establece que México debe entregar a la Unión Americana 2,185 millones de metros cúbicos de agua del Río Bravo cada cinco años, mientras que EU está obligado a enviar a suelo mexicano 1,850 millones de metros cúbicos anuales del Río Colorado.

 

En caso de faltantes, el tratado estipula que pueden compensarse en el siguiente periodo, es decir, en este caso de 2025 a 2030. Según datos de la Comisión Internacional de Límites y Aguas, hasta marzo, México adeudaba poco más de 1,555 millones de metros cúbicos de agua, que debían ser entregados antes del cierre del ciclo actual en octubre próximo.

 

 

 

Pero el cumplimiento se ha visto obstaculizado por sequíasmala gestión hídrica y prioridades internas. Ante este panorama, México y Estados Unidos han alcanzado un acuerdo en el cual el gobierno mexicano se comprometió a llevar a cabo transferencias inmediatas de agua del Río Bravo y a aumentar la cuota estadounidense desde seis afluentes, priorizando el consumo humano en México. También se acordó un plan a largo plazo con consultas anuales para cumplir con el tratado sin necesidad de renegociarlo.

 

Aunque este acuerdo busca resolver el déficit actual y evitar sanciones, la crisis hídrica en la región sigue siendo un desafío estructural. ¿De dónde saca México el agua para pagar?

 

La realidad es que a México no le sobra agua para poder saldar la deuda con Estados Unidos. La crisis hídrica, con sequías severas, altas temperaturas y lluvias escasas en la mayoría de los estados, complica enormemente el cumplimiento del tratado. Cumplirlo implica sacrificar el agua que ya escasea para agricultores, comunidades locales y ecosistemas en estados como Chihuahua, Coahuila y Tamaulipas, lo que ya ha generado protestas y tensiones políticas entre el gobierno federal y los estados.

 

Y es que, según el acuerdo entre ambas naciones, México obtendrá el agua para pagar de las presas La Amistad y Falcón, de los afluentes del Bravo como el Río Conchos y, en menor medida, de presas como La Boquilla y Las Vírgenes, aprovechando al máximo la temporada de lluvias.

 

También se especula que podría ceder parte de su cuota del Río Colorado como medida de emergencia. Sin embargo, la sequía extrema, con presas casi agotadas lluvias insuficientes, hace que estas fuentes estén al límite. México depende de la temporada de lluvias para reponer reservas, pero la crisis hídrica estructural significa que cualquier entrega se logra a costa de sacrificar agua para comunidades y agricultores mexicanos.

 

Lo cierto es que México no tiene agua suficiente para pagar el déficit. Está extrayendo volúmenes limitados de estas fuentes y apostando por lluvias estacionales, pero el cumplimiento total es inviable sin comprometer el consumo humano y la agricultura local. Opciones como ceder agua del Colorado o aplazar la deuda al próximo ciclo son posibles, pero implican costos altos para el país.

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