
Entre los relatos que rodean al papado, hay pocos como el de la papisa Juana, pues según una historia que surgió en la Edad Media, Juana habría logrado llegar al trono papal disfrazada de hombre, en una época donde la sola idea resultaba impensable.
La versión más conocida sitúa los hechos aproximadamente en el año 855, entre los pontificados de León IV y Benedicto III, y cuenta que Juana había nacido en Mainz, Alemania, o posiblemente en Inglaterra, y que desde temprana edad destacó por su inteligencia. Así, ocultando su identidad, adoptó el nombre de Juan Anglicus, y gracias a sus conocimientos en teología, letras y filosofía, fue ganando reconocimiento dentro de la jerarquía eclesiástica.
Sin levantar sospechas, logró escalar posiciones hasta ser elegida papa por el Colegio cardenalicio. Su pontificado, según la leyenda, se extendió por dos o tres años hasta que, durante una procesión en Roma, Juana habría entrado en labor de parto y dado a luz en plena vía pública, dejando perpleja a la multitud y revelando así su verdadera identidad.
Papisa Juana
— Rony VÉLIZ ???????????? (@ronyveliz692) April 19, 2025
La leyenda de la papisa Juana trata de una mujer que habría ejercido el papado católico ocultando su verdadero sexo. El pontificado de la papisa se suele situar entre 855 y 857, es decir, el que según la lista oficial de papas, correspondió a Benedicto III, en el… pic.twitter.com/111z5nFZnN
Desde ese momento, algunos relatos aseguran que murió linchada por los presentes, otros sostienen que fue condenada por el clero o recluida en un convento, también existen versiones que indican que vivió como penitente hasta su muerte. Lo que sí parece claro es que su figura se convirtió en símbolo de transgresión dentro de una institución tradicionalmente masculina.
Sin embargo, la Iglesia católica, siempre ha rechazado de forma categórica la veracidad de esta historia, dado que no existen registros oficiales que respalden su existencia, y muchos historiadores modernos coinciden en que se trata de una fábula nacida en el siglo XIII, probablemente con fines satíricos o como crítica hacia los abusos del papado medieval. También se cree que pudo ser promovida por corrientes opositoras a Roma, durante las disputas religiosas e ideológicas.
Aun así, la historia fue tomada como verdadera en varios lugares de Europa durante siglos. Incluso, algunas crónicas medievales la citan como un hecho aceptado y mencionan una supuesta estatua suya en la Catedral de Siena, que habría sido retirada siglos después. Además, se habló de una silla papal con un orificio, supuestamente utilizada para verificar el sexo del papa electo tras el escándalo.
Tras la leyenda de la papisa Juana, se creó una silla papal con un agujero para verificar el género de los futuros papas. Algunos aseguran que solo se inspeccionaba, otros afirman que se realizaba un tocamiento para confirmar que fueran hombres. pic.twitter.com/Cg2cV7oTcS
— Meredith Gay ????️✨ (@MerGarza) April 22, 2025
Hoy, la historia de Juana también abre debate en cuanto a la exclusión de las mujeres del sacerdocio en la Iglesia católica, pues según la doctrina, únicamente los hombres pueden recibir el sacramento del orden sacerdotal, condición necesaria para ser obispo y, por ende, papa.
Esta postura se basa en el ejemplo de Jesucristo, quien eligió únicamente a hombres como apóstoles, y fue reafirmada por documentos oficiales como la carta apostólica Ordinatio Sacerdotalis de Juan Pablo II, publicada en 1994, donde se establece que esta enseñanza debe ser considerada definitiva.