Arabia Saudita, la jaula de oro de las esposas de futbolistas

La vida en Arabia Saudita para los futbolistas de élite y sus familias es un contraste constante entre el lujo extremo y las exigencias culturales que pueden hacerla sentirse vacía. Aunque los clubes saudíes invierten cifras astronómicas para atraer a las estrellas más grandes del futbol —como los 164 millones de libras por temporada que recibe Cristiano Ronaldo—, ese glamour no garantiza una vida sencilla para sus seres queridos.

La mudanza a este conservador país de Medio Oriente representa un gran desafío, especialmente para las esposas de los jugadores. Enfrentarse a normas culturales estrictas, como la obligación de cubrirse en un clima abrasador, aceptar la segregación de género en espacios como los gimnasios o tener que viajar a países vecinos como Bahréin o Emiratos Árabes Unidos para poder tomar una copa, puede resultar abrumador.

Taylor Ward, esposa del exjugador del Manchester City Riyad Mahrez, es un ejemplo claro. Su vida cambió radicalmente tras una llamada telefónica en la que su marido le comunicó su fichaje por el club Al-Ahli, con sede en Yeda. “Simplemente rompí en llanto. Estaba inconsolable”, confesó a The Times. “Estar casada con un futbolista es un privilegio. No me malinterpreten, es una vida increíble. Pero también tiene sus partes difíciles, como mudarte a otro país y estar lejos de tu familia”.

Ward, quien protagoniza la serie de Amazon “Married to the Game”, muestra en pantalla esa dualidad: el brillo de una vida llena de privilegios junto a las emociones crudas de la adaptación, la distancia y la soledad. La serie ofrece una mirada íntima y sin filtros a la vida de las parejas de los futbolistas, y muchas de ellas comparten el mismo sentimiento de aislamiento a pesar de estar rodeadas de comodidades.

A pesar del esplendor de mansiones, coches de lujo y clubes exclusivos, muchas de estas mujeres lidian con el choque cultural y la desconexión emocional que implica vivir en un entorno tan distinto al suyo. La vida en Arabia Saudita para los futbolistas y sus familias puede estar bañada por el sol y el oro, pero también es un terreno complejo donde el lujo no siempre compensa la soledad.