
Según especialistas del Hospital Houston Methodist, la actividad física mientras se atraviesa un cuadro de enfermedad requiere atención detallada a la localización de los síntomas. Una de las reglas más eficaces y sencillas para tomar decisiones responsables es distinguir si los signos se manifiestan por encima o por debajo del cuello.
La información proporcionada por el equipo médico del hospital a NotiPress indica que síntomas como estornudos, congestión nasal, escurrimiento, dolor de garganta leve, cefalea leve y molestias auditivas podrían no representar una contraindicación estricta para hacer ejercicios. En estos casos, el doctor Donald Brown, médico internista, sugiere optar por sesiones suaves, de menor duración e intensidad. Caminatas, estiramientos, rutinas de yoga o ciclismo ligero son ejemplos de opciones viables sin comprometer la recuperación.
Consultas con el médico personal deben ser la primera medida ante cualquier duda, especialmente si se siguen tratamientos farmacológicos. Aunque los síntomas parezcan menores, algunos medicamentos podrían inducir efectos secundarios que interfieren con la capacidad física. Según Brown, "los medicamentos para el resfriado de múltiples síntomas casi siempre contienen fenilefrina", un descongestionante que podría alterar el ritmo cardíaco y la presión arterial, volviendo más demandante la actividad física.
Es importante destacar que, ante la presencia de signos por debajo del cuello, como fiebre, náuseas, diarrea, vómito, congestión en el pecho o escalofríos, se recomienda suspender completamente el ejercicio. Estos síntomas reflejan un compromiso mayor del sistema inmunológico, el cual necesita todos los recursos del cuerpo para lograr una recuperación efectiva. El mismo doctor Brown enfatiza que continuar con la rutina en estos casos puede empeorar la condición, particularmente cuando hay dificultad para respirar o fatiga intensa.
Incluso si existe el deseo de mantenerse activo durante una enfermedad leve, debe prevalecer el criterio de no sobrecargar el cuerpo. Si se decide llevar a cabo una actividad física moderada, lo ideal es mantenerse atento a señales de advertencia como mareo o debilidad extrema. En tales circunstancias, la pausa inmediata resulta esencial.
Durante la convalecencia, resulta útil incluir movimientos de recuperación que no exijan demasiado esfuerzo. Círculos de brazos, giros de torso y estocadas controladas ayudan a preservar la movilidad sin comprometer la energía necesaria para sanar. También es vital asegurar una adecuada hidratación, especialmente cuando existe pérdida de líquidos.
Posteriormente, el regreso a la rutina habitual debe ser progresivo. Aumentar de forma gradual la duración y exigencia del entrenamiento permitirá observar con precisión la respuesta del organismo. Si reaparecen síntomas o surge agotamiento fuera de lo común, se aconseja volver a reducir la carga o insertar un día adicional de descanso.
Con base en las pautas clínicas descritas por el Hospital Houston Methodist, la regla del "por encima del cuello" ofrece un criterio práctico y seguro. Esta guía facilita decisiones responsables al momento de mantener la actividad física durante enfermedades leves, preservando el equilibrio entre movimiento y recuperación. (Notipress)