
El anillo del Pescador es uno de los símbolos que rodean a la figura del papa y que tiene una carga histórica y espiritual, ya que está ligado directamente al apóstol San Pedro, quien es considerado el primer papa y era pescador de oficio. Su diseño muestra el grabado en oro de un hombre en una barca mientras arroja redes al mar
Durante siglos, este anillo ha marcado la continuidad del poder papal y se fabrica a partir de los restos del que llevó el anterior sumo pontífice, lo que convierte cada sortija en una pieza que no solo es representativa, sino que se hereda. Aunque su primer registro aparece en una carta de 1265 escrita por el papa Clemente IV, su raíz ritual es más antigua, ya que desde el siglo VI, los obispos reciben un anillo como signo de unión con su diócesis, como si fuera una alianza.
???? Para esta hora, se debe llevar a cabo la destrucción del Anillo del Pescador.
— Ciro Di Costanzo (@CiroDi) April 21, 2025
El Camarlengo destruye el anillo papal y el sello de plomo del pontificado en presencia de testigos, simbolizando el fin del papado. pic.twitter.com/mAeVTcues6
Con el tiempo, el anillo del Pescador fue más que un objeto ceremonial y comenzó a usarse como sello de documentos privados, mientras que los públicos se validaban con un sello de plomo. Esa costumbre cambió en 1842, cuando se suspendió su uso como sello, pero su peso simbólico se mantuvo.
El anillo es de oro y se lleva en el dedo anular derecho; sin embargo, Francisco rompió con esta tradición desde el inicio de su pontificado y eligió uno de plata bañada en oro, con una cruz sencilla y la inscripción “Franciscus Episcopus Romae”. Lo pidió modesto y sin adornos innecesarios,y muchas veces ni siquiera lo usaba y prefería el que llevó como arzobispo de Buenos Aires o uno hecho especialmente para él por una joyería de Barcelona.
Detestaba que le besaran el anillo del Pescador, así que no lo llevaba para evitar tanta adulación y viejos formalismos. En su lugar, un anillo plateado con una cruz que portaba desde que fuera obispo en Buenos Aires pic.twitter.com/P1lKMyKlaE
— Patrycia Centeno (@PoliticayModa) April 21, 2025
La historia del anillo no termina con la vida del papa, pues al fallecer, el camarlengo destruye la joya frente al Colegio Cardenalicio, aplastándolo con un martillo especial. Además, no se trata de una simple formalidad, sino de un mensaje: su autoridad ha terminado.
Con Benedicto XVI, las cosas fueron distintas, ya que su renuncia en 2013 obligó a reinterpretar el rito. El anillo no fue destruido, sino marcado con una cruz profunda, lo suficiente para que perdiera toda función oficial.
Y aunque algunos gestos persisten en el tiempo, otros se adaptan, como el tradicional beso al anillo, signo de respeto hacia el papa. Este fue motivo de discusiones cuando, en 2019, Francisco apartó su mano frente a los peregrinos. La escena fue captada en video y causó revuelo, pero la explicación fue que el papa evitaba contagios por razones de higiene.