
La ciencia reproductiva dio un paso histórico con el nacimiento del primer bebé concebido gracias a la inteligencia artificial y la robótica, un avance que podría transformar el tratamiento de la infertilidad y marcar un antes y un después en la medicina moderna.
El procedimiento fue completamente automatizado y supervisado a distancia por científicos desde Guadalajara y Nueva York, y fue posible gracias a la combinación de tecnología avanzada y biotecnología para lograr una fecundación precisa y eficiente.
La técnica utilizada se basó en la fecundación in vitro (FIV), un método que permite fertilizar óvulos en laboratorio con esperma, y una variante compleja conocida como inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI), en la que se introduce directamente un espermatozoide en un óvulo.
En este caso, todo el proceso ICSI fue llevado a cabo por un sistema robótico desarrollado por la empresa de biotecnología Conceivable Life Sciences, con sede en Nueva York. El robot, guiado por inteligencia artificial, fue capaz de ejecutar los 23 pasos necesarios del procedimiento, desde la selección del espermatozoide más saludable hasta su inyección precisa en el óvulo.
El sistema robótico utilizó láseres para inmovilizar a los espermatozoides antes de su manipulación, garantizando así su viabilidad. A través de una interfaz digital, los especialistas en Nueva York controlaron el robot que operó físicamente en una clínica de Guadalajara, demostrando el potencial de la fertilización asistida remota.
Uno de los elementos más importantes fue el algoritmo de inteligencia artificial que seleccionó los espermatozoides con mejor morfología y calidad. Además, la precisión del robot minimizó el margen de error, haciendo el proceso más seguro y eficiente.
Aunque el procedimiento automatizado tardó un promedio de 9 minutos y 56 segundos por óvulo, un poco más que el método manual, los investigadores confían en que el tiempo disminuirá a medida que la tecnología evolucione.