Este 12 de abril, se celebra el Día Internacional del Helado, una fecha para celebrar y honrar uno de los postres más queridos y disfrutados en todo el mundo. Su gran sabor ha sido degustado por personas de todas las edades y culturas durante siglos, y su popularidad no muestra signos de disminuir.
Existen muchas versiones acerca de su origen, aunque la teoría más conocida se remonta a China, en el año 2,000 antes de Cristo, donde se dice que los chinos comían una mezcla de nieve traída de las montañas con arroz, frutas, miel y especias. Con el tiempo, mejoraron la técnica de conservar el hielo y fue cuando el helado comenzó a hacerse popular en el país.
Así, de Oriente pasó a Occidente hasta Italia y, según la leyenda, Marco Polo llevó recetas similares desde China, aunque esto es debatido, puesto que hay indicios de que los árabes introdujeron sorbetes (hielo con frutas) en Sicilia, influyendo en Italia.
En el siglo IV a.C, los persas elaboraban faludeh, una mezcla de hielo con fideos de almidón, jarabe de rosa y frutas, almacenada en yakhchals (estructuras para conservar hielo). En el siglo XVI, en Florencia, Bernardo Buontalenti creó un postre helado cremoso para los Medici, considerado un precursor del helado moderno. Para el siglo XVII un italiano, Francesco Procopio dei Coltelli, considerado el padre del helado, inventó una máquina que homogeneizaba la mezcla de hielo, frutas y azúcar con la que se obtenía una pasta parecida a lo que conocemos como helado en la actualidad. Abrió en París el Café Procope donde además de café vendía el helado, por lo que a este lugar se le considera la primera heladería en el mundo.
Los italianos se encargaron de popularizar y extender el consumo por todo el continente, y en el siglo XVIII comienza a aparecer el helado en los libros de cocina. Finalmente, con la colonización americana, el helado daría el salto de continente. Con la Revolución Industrial, el helado se convirtió en un producto más accesible para la clase media, gracias a la invención de máquinas que podían producirlo de manera más eficiente. En el siglo XIX, el helado se popularizó en Estados Unidos y Europa, y se crearon las primeras fábricas de helado.
En el siglo XX, en Estados Unidos, la popularidad del helado creció rápidamente, convirtiéndose en un símbolo de la cultura estadounidense. Hoy en día, los helados se producen en una variedad infinita de sabores y estilos, desde opciones tradicionales hasta creaciones veganas y sin lactosa, así como innovaciones como el helado suave y los helados envasados que lo hicieron accesible para todos.
Dentro de los sabores clásicos encontramos la vainilla, sin duda el sabor más universal y que, por su versatilidad, es ideal solo o combinado. Asimismo, también es clásico el helado de chocolate, popularizado en Europa tras la llegada del cacao, además del de fresa, el cual suele hacerse con fresas naturales o jarabe. A estos se suman algunos otros sabores cómo el napolitano, limón, mango, pistache, coco, piñón, entre otros.
A lo largo del país, especialmente en Pueblos Mágicos y mercados locales, es posible encontrar helados con sabores que desafían lo convencional. Desde el famoso helado de chile en nogada en Puebla, que combina el picor del chile poblano con la dulzura de la nogada y la granada, hasta el sorbete de cempasúchil en Oaxaca, que evoca el aroma de las ofrendas del Día de Muertos, la tradición y la innovación se funden en cada cucharada, pasando por el helado de hojaldra o de muégano en Tlaxcala.
Otros sabores sorprenden aún más al paladar. En lugares como Dolores Hidalgo, Guanajuato, es común encontrar helados de tuna roja, aguacate, tequila, camarón, mole e incluso chicharrón. Estos sabores, aunque suenen extravagantes, forman parte de una experiencia gastronómica que celebra la diversidad de ingredientes mexicanos. Cada heladería que se atreve con estos sabores lo hace no solo por originalidad, sino por rendir homenaje a los sabores auténticos del país, transformando el postre en un verdadero viaje cultural.
Algunos otros sabores exóticos son el de algodón de azúcar, churro, crema irlandesa, matcha, wasabi, lavanda, cerveza artesanal, entre otros.