
Un trasplante de riñón en Míchigan tuvo consecuencias fatales luego de que el órgano proviniera de un donante infectado con el virus de la rabia. La víctima falleció en enero, según informó NBC News.
El donante, cuya infección no fue detectada a tiempo, también proporcionó injertos de córneas a tres personas en distintos estados; sin embargo, los receptores recibieron vacunas de profilaxis posexposición y están en buen estado de salud, de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Las investigaciones revelaron que el donante, antes de fallecer, pudo haber estado expuesto a una mofeta cinco semanas antes de su muerte, pero no presentó los síntomas típicos de la rabia, lo que impidió la detección durante el proceso de donación de órganos.
Actualmente, la rabia es una enfermedad poco frecuente en humanos y, debido a la urgencia con la que deben extraerse y trasplantarse los órganos, no se incluyen pruebas de rutina para este virus en los protocolos médicos.
Este caso se suma a otros cuatro registrados en Estados Unidos, donde los pacientes fallecieron tras recibir órganos infectados con rabia. El virus suele transmitirse a través de la sangre o la saliva de animales como murciélagos, mapaches y perros callejeros, y es altamente mortal si no se trata a tiempo.