El autor del crimen: el capitalismo 2/2

El autor del crimen: el capitalismo 2/2

La semana pasada lamentábamos los hallazgos de Teuchitlán (https://acortar.link/wica9C), pero exponíamos que era el resultado histórico del capitalismo. El neoliberalismo (1980-2018) generó tanta pobreza y desigualdad en Latinoamérica que nos convertimos en proveedores de fuerza de trabajo para los cárteles de las drogas que el propio Estados Unidos desarrollo en años previos (1950-1980). ¿Hay esperanza para acabar con la violencia o nos hemos sumido a un pozo sin fondo?

 

Resumiendo lo que señalamos la semana pasada:

  1. Estados Unidos impulsó la producción de opioides como la heroína para satisfacer la demanda de sus soldados que se encontraban en la guerra de Vietnam.

 

  1. EE. UU. apoyó a grupos de narcotraficantes en Laos, Birmania y Tailandia durante los años cincuenta y sesenta a cambio de que esos grupos combatieran a los comunistas.

 

  1. Cuando la guerra terminó y los soldados regresaron a casa, la demanda se trasladó a América y los nuevos proveedores fueron Colombia y México. Pero también otros países como Panamá y Nicaragua, donde Estados Unidos replicó la fórmula: financiar a narcotraficantes a cambio de que ellos combatieron a la guerrilla comunista (sandinistas y al frente Farabundo).

 

  1. La década pérdida 1980-1990, en la cual el gobierno de Miguel de la Madrid nos indujo una crisis económica por ordenes del Fondo Monetario Internacional (FMI), aumentó los niveles de pobreza y muchos jóvenes se quedaron sin oportunidades de educación ni de empleo digno, orillándolos a tomar el camino del narco.

 

El poderío de los cárteles de la droga creció impunemente durante 30 años, es decir el neoliberalismo es al narcotráfico el periodo de incubación y fortalecimiento. La droga se cultivaba, se procesaba y se empacaba en Latinoamérica, luego se vendía en Estados Unidos. Con la anuencia de los gobiernos, circulaba libremente por las fronteras droga y dólares. Cuando los gobiernos fingieron una “guerra contra el narco”, abrieron la puerta a que los grupos criminales se volvieran más violentos y sumaron un nuevo mercado altamente lucrativo: el tráfico de armas. ¿Acaso ningún gobierno se percató de lo que entraba y salía de sus fronteras?

 

En la siguiente gráfica se muestra el tamaño del mercado de armas pequeñas, es decir, las que no se utilizan en la guerra. El crecimiento de los últimos años ha sido exponencial. Las armas se venden libremente en Estados Unidos sin rastrear los orígenes del dinero con el que se adquieren. Entre 2009 y 2011 en una supuesta negociación secreta entre Barack Obama y Felipe Calderón, bajo el plan “rápido y furioso” se permitió la entrada al país de unas 2,500 armas que llevaban un chip para ser rastreadas. Las armas fueron adquiridas por el crimen organizado, pero los chips nunca funcionaron y el rastreo se perdió. Es decir, Felipe Calderón, a través de García Luna, no sólo favoreció militarmente a un grupo criminal, también les otorgó armas, con anuencia de Estados Unidos.

 

Elaborado con datos de Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo


 

Aunque Calderón ha negado tal negociación, deberíamos entonces preguntar, ¿sus aduanas no detectaron el ingreso de un grandísimo lote de armas?

 

El deterioro social lleva décadas, es un ciclo causal acumulativo: el capitalismo genera pobreza y a más pobreza, menores oportunidades de educación, de empleo y más soldados para el narcotráfico. Por eso las balas serán siempre insuficientes, cada sicario abatido es reemplazado rápidamente.

 

A partir de 2018, con el viraje de las políticas económicas, llegaron los abrazos y aunque tienen una amplia crítica de la oposición los resultados a largo plazo demuestran una disminución sostenida de la violencia. Esto no se va a frenar de inmediato, no es posible detener una maquinaria que se ha potenciado por décadas, pero se están construyendo las condiciones: más educación, más empleo, mayores vínculos sociales.

 

Ya lo había dicho Marx, el sistema perverso del capitalismo viene arrastrando lodo y sangre desde sus orígenes y lo seguirá haciendo. Es cierto que el capital huye con la violencia, pero se envalentona si le aseguras ganancias extraordinarias, las mismas que en contubernio con los gobiernos norteamericanos enriquecieron a los grandes grupos, tanto los reconocidos oficialmente como criminales, como otros tantos grupos que eufemísticamente les llaman empresariales. La lucha contra el narcotráfico empieza con la lucha por los sistemas económicos de injusticia, sólo el pueblo salva al pueblo.

 

 

*Profesor-Investigador Universidad Autónoma del Estado de Quintana Roo

Miembro del Sistema Nacional de Investigadores e Investigadoras

 

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