Trump espera que las automotrices se trasladen a EU, pero no es tan sencillo como parece

Trump espera que las automotrices se trasladen a EU, pero no es tan sencillo como parece

Foto: Patricia Manero, Freepik

Trump espera que las automotrices se trasladen a EU, pero no es tan sencillo como parece Altos costos, incertidumbre comercial y plazos prolongados dificultan el traslado de la producción automotriz a Estados Unidos

 

El presidente Donald Trump insistió en que los fabricantes de automóviles pueden evitar aranceles trasladando la producción a Estados Unidos. Sin embargo, directivos de la industria advierten que esta medida no es sencilla ni inmediata.

 

Desde el inicio de su mandato, Trump impuso aranceles de 25 % a las importaciones de acero y aluminio. Además, se espera que en las próximas semanas entren en vigor nuevos gravámenes a los automóviles de Asia y Europa. También amenazó con aplicar impuestos a vehículos y repuestos de México y Canadá, aunque estas medidas fueron suspendidas y reactivadas en varias ocasiones.

 

Ante la preocupación del sector, la administración defendió su estrategia. "Les dijo que deberían ponerse manos a la obra, empezar a invertir, empezar a mover la producción, trasladarla a Estados Unidos, donde no pagarán aranceles", afirmó Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca.

 

El desafío de abrir nuevas fábricas en Estados Unidos

 

Ejecutivos del sector expresaron que la incertidumbre en las políticas comerciales de Trump dificulta la toma de decisiones estratégicas. Jim Farley, CEO de Ford, advirtió sobre los efectos de los aranceles en la industria. "Muchos costos y mucho caos", afirmó en una conferencia con inversores.

 

Paul Jacobson, director financiero de General Motors, explicó que las automotrices necesitan estabilidad antes de invertir en nuevas fábricas. "Si se vuelven permanentes, entonces hay un montón de cosas diferentes en las que hay que pensar, en términos de dónde asignar plantas, si trasladar plantas, etc.", señaló.

 

Incluso, reabrir una fábrica cerrada es un proceso complejo. Stellantis, que produce vehículos Jeep, Ram y Chrysler, acordó en 2023 reactivar una planta en Belvidere, Illinois, tras una huelga del sindicato de Trabajadores Automotrices Unidos. Sin embargo, la producción no se reiniciará hasta 2027.

 

Aun así, la mayoría de los vehículos vendidos en Estados Unidos ya se fabrican en el país. Según S&P Global Mobility, en 2024 se ensamblaron 10.2 millones de automóviles en suelo estadounidense, frente a 4 millones en México y 1.3 millones en Canadá.

 

Los automóviles, un producto sin fronteras

 

Desde la firma del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), la industria automotriz operó como un mercado regional integrado. Las piezas de un solo vehículo pueden cruzar varias veces la frontera antes de su ensamblaje final.

 

México exporta autopartes a Estados Unidos por 82.000 millones de dólares anuales, mientras que las exportaciones canadienses suman 19.000 millones. A su vez, los fabricantes estadounidenses envían autopartes por 36.000 millones a México y 28,000 millones a Canadá.

 

Debido a esta interdependencia, no existe un auto completamente estadounidense. Según el gobierno de Estados Unidos, incluso bajo la definición más amplia, ningún automóvil fabricado en el país supera 75 % de contenido nacional.

 

Sin embargo, muchas de las inversiones actuales provienen de incentivos aprobados en la administración anterior, como la Ley de Reducción de la Inflación. El impacto de estas políticas en el precio de los vehículos es significativo. Según el Anderson Economic Group, los aranceles podrían aumentar los costos de los automóviles entre 3,000 y 12,000 dólares por unidad.

 

Farley advirtió sobre los efectos a largo plazo en la industria. "Seamos sinceros: a largo plazo, un arancel de 25 % en las fronteras con México y Canadá abriría un agujero en la industria estadounidense como nunca hemos visto", afirmó. (Notipress)

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