El viacrucis de una consulta: ¿por qué los mexicanos huyen del sistema de salud pública?

El viacrucis de una consulta: ¿por qué los mexicanos huyen del sistema de salud pública?

Foto: Enfoque

Ya hace algunos años, en México, diversas farmacias comenzaron a ofrecer a sus clientes el servicio médico en sus establecimientos. Este modelo de atención ha tenido un gran impacto entre la población, ya que habitualmente es posible observar que atraen a muchos pacientes.

 

Esto llama la atención, ya que, pese a la "amplia" cobertura que ofrecen las instituciones de salud pública como el IMSS, ISSSTE o IMSS Bienestar, la gente elige asistir en muchas ocasiones a estos consultorios particulares.

 

Las razones son diversas, y no importa que sean derechohabientes o no. Hay muchas personas que prefieren pagar una cuota mínima por una consulta y no enfrentar el calvario que se vive a diario en las clínicas de salud por una atención médica general.

 

Una de las principales razones por las que la gente decide acudir a un consultorio particular de alguna farmacia y no a un hospital público, es el tiempo. En muchas ocasiones, hay pacientes que tienen que esperar hasta dos o tres horas por una consulta, mientras que en el consultorio el tiempo de atención suele ser inmediato o de hasta media hora de espera.

 

Otra razón por la que la gente prefiere asistir al consultorio es el proceso que se tiene que pasar para poder acceder a una ficha de consulta en una institución de salud pública que, dicho sea de paso, son contadas. Existen horarios establecidos para que los derechohabientes acudan a sacar un turno; unos van desde muy temprana hora del día para poder alcanzar un espacio, mientras que, en la tarde, el número se incrementa y las posibilidades descienden.

 

El horario es otro de los factores por el que la gente se inclina por un consultorio, por sobre los centros de salud pública. La gente acude en muchas ocasiones al médico en el momento que se siente mal y quiere una pronta atención, algo que definitivamente no puede ofrecer una institución pública, ni siquiera en la zona de urgencias, a menos que sea un caso de emergencia y, a veces, ni así.

 

El costo de una consulta juega otro rol en este escenario. Regularmente el precio oscila entre los 35 a 50 pesos, que bien vale pagar para evitar todo el proceso para acceder a una consulta en una clínica familiar pública. Además, los médicos son egresados de alguna universidad y suelen ser competentes en el diagnóstico.

 

Y finalmente, pero no menos importante es el tema de los medicamentos. Los médicos de consultorio recetan medicinas que las propias farmacias tienen en existencia y que, además, ofrecen la opción de patente o genérica, con el mismo efecto, pero a menor costo. Mientras que en las instituciones públicas es un problema común el desabasto del medicamento, pues en ocasiones no se cuenta con la dosis completa o, de plano, no está en existencia.

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