¿Qué ventajas ofrece el liderazgo militar en las corporaciones de seguridad pública?

¿Qué ventajas ofrece el liderazgo militar en las corporaciones de seguridad pública?

Foto: Enfoque

En los últimos años, ha sido común observar que las corporaciones de seguridad pública en diversos estados y municipios de México han sido encabezadas por mandos militares o de la Marina, actualmente porque se trata de alinear una estrategia con el Gobierno de México, que encabeza la presidenta Claudia Sheinbaum.

 

Este fenómeno, que parecía un tema de poca relevancia para la sociedad civil, ha cobrado fuerza en el contexto de la creciente inseguridad y los desafíos que enfrentan las fuerzas policiales tradicionales.

 

La elección de mandos militares para dirigir estas corporaciones ha generado un debate en torno a las ventajas y desventajas que conlleva, así como las razones por las cuales se ha priorizado este perfil en lugar del tradicional, el de la policía civil.

 

Una de las principales razones detrás de la presencia de mandos militares o de la Marina en las corporaciones de seguridad pública tiene que ver con los retos impuestos por la creciente violencia y los niveles de inseguridad en el país.

 

La estrategia de fortalecer la presencia de las fuerzas armadas en el ámbito de la seguridad pública ha sido respaldada por diversas administraciones gubernamentales, que consideran que la disciplina, formación y capacidades tácticas de los militares pueden contribuir a la restauración del orden en el país.

 

Este cambio se intensificó con la creación de la Guardia Nacional en 2019, una fuerza de seguridad pública de carácter federal que está integrada principalmente por elementos de la Policía Militar, la Policía Naval y la Policía Federal. Esta decisión refleja una tendencia a confiar las tareas de seguridad pública a personal con formación militar, que posee capacidades operativas avanzadas para enfrentar situaciones de alto riesgo.

 

Los mandos militares y de la Marina están entrenados para afrontar situaciones extremas y complejas, lo que los hace aptos para enfrentar organizaciones criminales altamente sofisticadas. Estos mandos tienen experiencia en operaciones de gran escala, manejo de situaciones de riesgo elevado y coordinación de unidades especializadas, lo cual es esencial cuando se trata de combatir a cárteles de droga, secuestradores y otros actores del crimen organizado.

 

El entrenamiento militar incluye tácticas de inteligencia, uso de tecnología avanzada, control de multitudes, y manejo de armas y vehículos blindados, lo cual otorga a los mandos de estas instituciones herramientas que pueden ser decisivas frente a la violencia desmedida.

 

Una de las características que distingue a las fuerzas armadas es su disciplina rigurosa, lo que se traduce en una estructura jerárquica ordenada, que, en muchos casos, ha sido vista como esencial para mejorar el desempeño de las instituciones encargadas de la seguridad.

 

Uno de los mayores retos que enfrentan las autoridades en México es el combate al crimen organizado. Los mandos militares, que tienen experiencia en enfrentar amenazas de alto nivel, están mejor capacitados para lidiar con estructuras complejas y grupos armados.

 

Los ciudadanos suelen percibir a las fuerzas armadas como instituciones más confiables y alejadas de la corrupción que las corporaciones policiales tradicionales. Esto se debe a la reputación histórica de las Fuerzas Armadas y su relación más directa con la seguridad del país, especialmente durante situaciones de emergencia o desastres naturales.

 

¿Por qué se prioriza este perfil para la seguridad pública?

 

A pesar de los esfuerzos de reforma y modernización de las policías municipales y estatales, muchos analistas coinciden en que las fuerzas de seguridad civil no cuentan con la capacidad, recursos, o en ocasiones, la estructura necesaria para hacer frente a los retos actuales que plantea la violencia y el crimen organizado.

 

La seguridad pública en México enfrenta una grave crisis. La guerra contra el narcotráfico, los secuestros, las extorsiones y la violencia desmedida son problemas que han puesto en jaque a las autoridades civiles.


Ante la desbordada capacidad de los grupos criminales, las autoridades optan por confiar más en los mandos militares, debido a su experiencia en este tipo de conflictos. Sin embargo, esta medida también ha sido criticada por quienes consideran que la presencia de militares en tareas de seguridad pública puede resultar en una militarización de la vida cotidiana, lo que podría llevar a situaciones de abuso de poder y violaciones a los derechos humanos.

 

Por otra parte, en muchas regiones del país, las fuerzas de seguridad civil están marcadas por altos índices de corrupción, falta de profesionalismo y colusión con el crimen organizado.

 

Los mandos militares, con una formación distinta y un marco de responsabilidad más estricto, pueden percibirse como una alternativa para lidiar con este vacío de autoridad y garantizar la seguridad de la población.

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