Luego del terremoto de 7.8 grados Richter que azotó al sur de Turquía en febrero de 2023 y que dejó miles de víctimas mortales, muchas personas viven con miedo debido al trauma que dejó aquel día. Así fue el caso con Ali Bozoğlan, quien perdió su hogar y decidió que nunca más viviría en una casa construida por el ser humano, optando por establecerse en una cueva.
Tras adentrarse a explorar la naturaleza, Ali halló un orificio a las afueras de la ciudad de Defne y lo convirtió en su nuevo hogar. Aunque el resto de su familia decidió no seguirlo en esta locura, Ali asegura sentirse más feliz y en paz que nunca. “Llevo dos años viviendo aquí después del terremoto y hallé la paz en esta cueva”, aseguró el hombre a los medios locales. Para él, este refugio natural es uno de los lugares más seguros ante un terremoto, ya que, según explica, “existe desde hace miles de años y no se derrumbó”.
Aunque las autoridades locales le ofrecieron una nueva casa para que se reintegrara la sociedad, Ali rechazó el ofrecimiento. “Lavo los platos y la ropa, limpio y preparo mi comida. Llevo una vida preciosa en la cueva”, aseguró con orgullo.
“Estoy lejos de todo el mundo y en contacto con la naturaleza. Solo la gente inculta y sin educación critica mi vida en la cueva. Como no están conmigo no me hablan, no me conocen, si lo hicieran, tendrían ideas diferentes”, explicó Ali.
Sin embargo, al tratarse de un refugio natural, a veces debe compartirlo con los animales salvajes de la zona. Además, carece de las comodidades básicas como un baño y agua corriente, por lo que ya planea instalar paneles solares, una lavadora y un refrigerador, pero aseguró que aunque no logre estos avances, no planea abandonar su nuevo hogar.
