La Agencia de los EEUU para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) anunció que sus empleados en todo el mundo estarán de baja administrativa a partir de la medianoche del 7 de febrero.
La medida se aplica a todos los funcionarios, "excepto el personal designado responsable de las funciones críticas de la misión, el liderazgo central y los programas especialmente designados", según el sitio web de la agencia.
La agencia está preparando un plan para el regreso de los empleados que trabajaban fuera de Estados Unidos. Se organizarán y pagarán en un plazo de 30 días, y se cancelarán los contratos que no se consideren esenciales.
Según la cadena de televisión CBS, la Casa Blanca pretende fusionar la USAID con el Departamento de Estado y reducir su personal. Al mismo tiempo, según el medio, la agencia seguirá actuando como estructura responsable de la ayuda humanitaria.
A su vez, el empresario y responsable del nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés), Elon Musk, señaló que Trump había aceptado cerrar USAID. El multimillonario calificó la agencia de "organización criminal" que "necesita morir".
Esto se produce en un contexto en el que el presidente de EEUU, Donald Trump, inició a principios de febrero una revisión de la ayuda exterior de la USAID "para una posible reorganización".
El pasado 20 de enero, poco después del inicio de su mandato, el presidente Donald Trump firmó un decreto para suspender la ayuda a programas de desarrollo a otros países por 90 días para analizar si eran consistentes con la política exterior de EEUU.
El 3 de febrero, Trump designó al secretario de Estado Marco Rubio, como administrador interino de la Agencia de EEUU para el Desarrollo Internacional (USAID).
La remodelación de USAID no es el único caso. Trump también lanzó un proceso de purga radical de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, en inglés), ofreciendo a los agentes recompensas equivalentes a varios meses de salario por renunciar, justo un día después de nombrar al ex asesor general de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, en inglés), Michael Ellis, como director adjunto.
Estas medidas destinadas para remoldear las instituciones forman parte de la política de optimización de Trump. Se espera que hasta un 10% de los funcionarios abandonen las agencias federales tras estas propuestas.