El primero de febrero es la fecha fatal para que entren en vigor aranceles del 25% a las mercancías que México exporta a Estados Unidos. Al cierre de esta edición, el gobierno de Trump no se ha retractado, pero el gobierno de Sheinbaum se mantiene optimista que no se aplicarán, ¿cuáles serían las potenciales consecuencias de imponer aranceles?
Primero debemos entender que un arancel es un impuesto que se aplica a las mercancías en el comercio internacional, es decir, Trump pretende que las empresas estadounidenses, que compran productos de México, paguen un impuesto del 25% del valor de las mercancías. Así por ejemplo, si una empresa compra aguacate en 100 dólares, tendrá que pagar 25 dólares para que le dejen ingresar la mercancía a suelo norteamericano y por tanto el aguacate habría costado 125 dólares. Al final, la empresa deberá recuperar ese costo y terminará trasladando a sus consumidores, es decir, serán los gringos quienes paguen más caro. Los efectos de los aranceles provocarían un aumento inflacionario en Estados Unidos.
Por su parte a México le afecta una imposición arancelaria porque hace que nuestras mercancías se vuelvan más caras y por lo tanto menos competitivas. Así, en el ejemplo del aguacate, las empresas norteamericanas podrían preferir comercializar aguacates cosechados en California o Florida porque serán más baratos que los aguacates mexicanos. Esa es la intención de Trump, que las empresas norteamericanas consuman más productos locales y dejen de comprar en el extranjero. Los aranceles cumplen una función proteccionista para el país que la aplica.
Actualmente, México es el principal socio comercial de Estados Unidos. El vecino del norte nos compra casi 500 mil millones de dólares al año y eso equivale al 80% de nuestro comercio exterior. Esto es un arma de doble filo. En primer lugar, imponer aranceles a México podría paralizar nuestra economía en su totalidad; sin embargo, la co-dependencia es mutua, Estados Unidos no podría en el corto plazo sustituir por otros productos las importaciones de México, por lo que su economía también colapsaría. ¿Podría Trump arriesgarse?
Trump es un bocón, pero no es suicida. El optimismo de Sheinbaum está fundamentado: es poco probable que se impongan aranceles. Los mercados lo saben, el termómetro es el tipo de cambio, se ha mantenido estable en los últimos días. Un mercado que supiera que los aranceles son probables hubiera provocado la depreciación de la moneda en cerca del 25% para compensar los aranceles. El mercado no tiene dudas, por ahora.
Trump también está atado de manos, tenemos un Tratado de Comercio (TMEC) que permite la libre movilidad de mercancías, por lo que México podría recurrir a un arbitraje de la Organización Mundial del Comercio que inevitablemente le daría la razón. Trump terminaría emberrinchado, pero con un fuerte ridículo internacional, así que es seguro que no arriesgue su popularidad en el primer mes de su gobierno. Gran parte del electorado gringo (54%) no aprueba aranceles a México porque está consciente que significaría precios más altos.
Trump está enojado con los resultados del TMEC, los saldos de la balanza de pagos le resultan deficitarios a Estados Unidos, esto es, ellos nos compran más de lo que nos venden; en consecuencia es superavitario para México, para nosotros es positivo, como se muestra en la gráfica siguiente, el saldo comercial es favorable a México, particularmente desde 2018, nunca pasó por terreno negativo y se muestra una tendencia alcista, cada vez es mayor la diferencia comercial.
Elaboración propia con datos de SAT, SE y Banxico
Las mayores ventas de México a Estados Unidos tienen que ver con las manufacturas de la maquila en los sectores automotriz y textil. Las empresas estadounidenses envían a empresas mexicanas auto partes de ensamble; México ensambla y envía de vuelta. De la misma forma con los textiles, empresas mexicanas envían la tela, México corta y confecciona. Puebla, en la sierra norte y en la sierra negra, alberga gran cantidad de maquila de mezclilla que trabaja para las marcas más caras del mercado. Los aranceles encarecerían estos productos y harían inviable el mercado de maquila, que es la base de la manufactura estadounidense.
En segundo lugar, está el sector primario, México exporta gran cantidad de frutas y verduras a Estados Unidos, de hecho, estamos cerca del Super Bowl, la mejor fecha para los productores de aguacate. Además, el petróleo crudo, la minería y el gas inevitablemente también se verían afectados.
No hay elementos racionales que nos lleven a suponer que los aranceles entrarán en vigor. Es bueno, sin embargo, tener un plan B. El tipo de cambio tiene margen para poder ajustarse y amortiguar el golpe de los aranceles. El banco central tiene margen para mantener la tasa de interés y el gobierno federal tiene margen para aumentar el déficit por programas emergentes que tenga que operar. Esto es resultado de una macroeconomía estable, así que, no cunda el pánico, mantengamos la unidad y la organización porque esta lucha será larga.
*Profesor-Investigador Universidad Autónoma del Estado de Quintana Roo
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores e Investigadoras
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