Cada 29 de enero se celebra el Día Mundial del Rompecabezas en distintas partes del mundo, una fecha dedicada a uno de los juegos de ingenio más queridos entre los niños y adultos. Este pasatiempo es conocido por desafiar la mente y estimular la creatividad, y ha evolucionado a través de los siglos sin perder su atractivo.
Los rompecabezas clásicos consisten en varias piezas recortadas que deben ensamblarse para formar una imagen completa, pero más allá de su función de entretenimiento, este desafío mental sirve para fortalecer el desarrollo de habilidades cognitivas.
De acuerdo con los expertos, el origen de este juego se remonta a 1766, cuando el cartógrafo y docente John Spilsbuty cortó un mapa de madera en varias piezas para enseñar geografía a sus alumnos. Esta innovadora metodología sorprendió a la comunidad académica, quienes solicitaron a Spilsbuty que fabricara más rompecabezas con distintas temáticas.
Con el paso del tiempo, esta actividad lúdica evolucionó desde las versiones tradicionales de cartón y madera hasta los formatos digitales, con videojuegos como Tetris, Candy Crush Saga y Royal Match, adaptando el concepto a las nuevas tecnologías.
Además de ser una fuente de diversión, los rompecabezas también tienen un impacto positivo en el desarrollo de los niños. Según el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), este juego estimula la inteligencia de los niños, mejorando su motricidad fina, su memoria visual y su concentración. Además, refuerza su tolerancia a la frustración y fomenta la paciencia y la resolución de problemas.
Desde los clásicos puzles de mesa hasta los acertijos digitales, los rompecabezas siguen conquistando a generaciones, convirtiéndose en una herramienta de entretenimiento y aprendizaje.