Estados Unidos sin migrantes, ¿quién cubrirá los empleos de los latinos?

Estados Unidos sin migrantes, ¿quién cubrirá los empleos de los latinos?

Foto: Freepik

En los últimos días, se han viralizado en redes sociales videos que muestran calles vacías, campos de siembra sin actividad y centros de trabajo desiertos en varias ciudades de Estados Unidos. Estos videos son el reflejo de un paro laboral organizado por la comunidad migrante, principalmente mexicana, en respuesta a las medidas migratorias implementadas por el presidente Donald Trump. La protesta evidencia la dependencia de la economía estadounidense de la mano de obra latina, al mismo tiempo que plantea la pregunta ¿quién ocupará esos empleos si los migrantes están siendo deportados de dicho país?

 

La comunidad mexicana, particularmente en ciudades como Chicago, ha liderado este paro que ha alcanzado varias jornadas. Aquí, los migrantes han dejado de asistir a sus lugares de trabajo y han optado por no consumir en grandes cadenas y franquicias, generando una especie de boicot económico que busca visibilizar la importancia de su contribución al mercado laboral estadounidense.

 

 

No obstante, el paro no ha sido exclusivo de los mexicanos. Migrantes de otros países como Honduras, El Salvador y Venezuela también se han sumado a esta manifestación en contra de las políticas de deportación masiva del gobierno estadounidense, liderado por Donald Trump.

 

¿Qué pasará con los empleos vacíos?

 

A pesar de la necesidad de mano de obra en estos sectores, los estadounidenses no parecen interesados en asumir estos empleos. La percepción de estos trabajos como de “baja categoría” ha hecho que muchos prefieran buscar oportunidades laborales más flexibles o mejor remuneradas. Sin embargo, si el vacío laboral persiste, podría ser necesario que los ciudadanos estadounidenses reconsideren sus opciones.

 

Si se excluye a los migrantes y, considerando que los estadounidenses históricamente evitan trabajos de alta demanda y baja remuneración, las vacantes podrían ser ocupadas principalmente por automatización y tecnología, que ya están comenzando a reemplazar mano de obra en sectores como la agricultura y la construcción.

 

Además, podrían implementarse programas de contratación temporal de trabajadores de países con acuerdos laborales o utilizarse parte de la fuerza laboral desempleada o subempleada en Estados Unidos, aunque esto requeriría incentivos como mejores salarios o beneficios. También podría haber un movimiento de trabajadores rurales hacia áreas más urbanizadas o programas de reentrenamiento que permitan a los estadounidenses adaptarse a estos trabajos, aunque estas soluciones no serían un hecho ni tampoco se prevé que ocurran de manera inmediata.

 

Desde México, la presidenta Claudia Sheinbaum destacó la importancia de la comunidad migrante en la economía estadounidense. En repetidas ocasiones ha manifestado que Estados Unidos no sería lo que es sin el pueblo trabajador mexicano, inclusive abonando que la mano de obra mexicana ha contribuido a loa riqueza de dicho país.

 

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Pero, por otro lado, otra preocupación surge cuando el impacto de estas políticas no solo afecta a los migrantes y sus familias, sino también a la economía mexicana, ya que las remesas enviadas por los migrantes representan cerca de 4% del Producto Interno Bruto (PIB) de México, ya que en 2024 se alcanzó un récord estimado de 65,000 millones de dólares en remesas.


Hasta el momento, el Gobierno Federal informó que más de 4,000 migrantes han sido deportados a México. Del 20 al 26 de enero, el gobierno mexicano ha recibido a un total de 4,094 deportados, dentro de este grupo, 327 son originarios de Puebla. Ante esta situación, Sheinbaum destacó los centros de atención en la frontera norte y ha implementado el programa “México te abraza” para dar a apoyo a este sector.

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