El 2 de febrero se celebra el Día de la Candelaria, una tradición muy arraigada en México y una fecha muy especial para muchas familias poblanas, quienes se alistan para presentar a sus Niños Dios en la iglesia.
En estos días, muchas personas acostumbran vestirlos con ropa nueva, pero también aprovechan para restaurar y repararlos, antes de que llegue la fecha indicada.
En el establecimiento "Niños Dios La Güera" ubicado en el Centro Comercial "La 8", sobre la 8 Poniente entre la 7 y 9 Norte, cuentan con más de 30 años de experiencia restaurando estas figuras, y es en estas fechas cuando poco a poco comienza a crecer la afluencia de clientes.
Esmeralda, una joven de 28 años y con más de 10 años al frente del negocio que inició su mamá, platicó para Imagen Poblana sobre su labor diaria durante estos días, próximos al 2 de febrero.
"Espero que se levante la temporada, generalmente los clientes comienzan a llegar una semana antes y dos días después de la fecha, pero la mayor afluencia de clientes es el 1 y 2 de febrero. Son los días más fuertes que trabajamos", aseguró
Dijo que el proceso de reparación depende mucho del material con el que este elaborado el Niño Dios y de la parte que se va a reparar. Aseguró que lo más sencillo de reparar una figura es la pintura, ya que, aunque es bastante trabajo, es más fácil dejar un tono uniforme que una reparación.
"Hacer un dedo, hacer un pie, es un poco más difícil, porque cada niño tiene diferencias, hay que adaptarse a las características del bebé", señaló.
“En ocasiones nos tardamos de una a dos horas, dependiendo también de la parte que se va a reparar”, aseguró Esmeralda, aunque apuntó que hay veces que llevan a cabo trabajos muy completos, sobre todo en Niños Dios muy antiguos, que requieren de tres a cuatro días para culminar el trabajo.
"Aquí hemos atendido niños con hasta 150 años de antigüedad", dijo, señalando que desde antes de diciembre comienzan con los trabajos de restauración. "Ya es tradición que antes de acostarlos los traigan los padrinos para entregarlos de manera presentable".
Esmeralda aseguró que cuentan con precios muy competitivos y bastante accesibles, tomando en consideración que tienen clientes de muchos años. Por ello, afirmó que siempre buscan otorgar el mejor precio, el cual han mantenido ya por un par de años.
"Tenemos reparaciones desde los niños de 2 centímetros, de rosca, en 50 o 100 pesos y los costos más elevados no rebasan los 300 pesos".
Finalmente, dijo que lo que más se rompe en un niño Dios son los dedos; sin embargo, los trabajos que más demanda tienen en su negocio es la reparación de la cara, "porque siempre tienen un tono más abajo del que tiene el resto del cuerpo, se ponen verdes o se ponen amarillos, y muchas personas tienen la creencia que es porque tienen problemas familiares o porque hay peleas".
De acuerdo con la tradición, los padrinos y propietarios del Niño Dios acuden a misa a presentarlo y, posteriormente, se lleva el tradicional festejo con tamales y atole.