Con la inminente salida de Martín Anselmi de Cruz Azul a Porto de manera súbita, vale la pena recordar a los entrenadores que en los últimos años han dejado botados a sus equipos para tomar otro reto. Tales son los casos de Fernando Gago y Diego Cocca.
Uno de los casos más emblemáticos fue el de Fernando Gago, quien dejó a las Chivas de Guadalajara para fichar por Boca Juniors, el club de sus amores en Argentina. La salida de Gago de Chivas fue una sorpresa total. Apenas comenzaba a cimentar su legado como director técnico de un equipo histórico de la Liga MX, cuando se dio el inesperado giro hacia su país natal.
Para los aficionados de Chivas, la partida de Gago representó una falta de lealtad y de compromiso con el proyecto que había iniciado. Aunque Gago explicó que su decisión estaba motivada por un llamado de Boca Juniors, la forma en que dejó a un club tan importante como Chivas dejó una sensación de traición entre los seguidores del equipo mexicano.
Otro ejemplo de esta dinámica fue el caso de Diego Cocca, quien también dejó a Tigres UANL para aceptar la oferta de la Federación Mexicana de Futbol y convertirse en entrenador de la Selección Nacional. Cocca, quien había logrado un gran éxito con Tigres, levantando títulos y logrando una estabilidad deportiva notable, sorprendió a todos cuando decidió dar un paso al frente para dirigir al conjunto nacional.
Su salida generó incertidumbre en Tigres, un club que había depositado grandes expectativas en él. Para muchos, el hecho de que Cocca dejara un equipo tan competitivo como Tigres para asumir un reto tan grande como la Selección Mexicana fue una señal de que los entrenadores argentinos no siempre consideran los lazos con sus equipos como algo sólido y a largo plazo.
Estos casos reflejan una tendencia en la que algunos entrenadores, particularmente de origen argentino, priorizan sus ambiciones personales o un llamado de otros clubes o selecciones por encima del compromiso hacia los equipos con los que ya habían comenzado a trabajar en la Liga MX.
Aunque es comprensible que los entrenadores busquen nuevas oportunidades y desafíos, estas salidas sorpresivas dejan una sensación amarga para los seguidores de los equipos que los acogieron con esperanza y confianza.
