El Día Mundial del Abrazo se celebra cada 21 de enero y nació como una propuesta del sicólogo Kevin Zaborney en 1986, con ella, el especialista pretendía fomentar la expresión de las emociones en un contexto cultural donde las muestras de afecto públicas parecían estar limitadas. A pesar de que esta iniciativa surgió en Michigan, Estados Unidos, se convirtió en una celebración internacional.
Según la endocrinóloga y especialista en estrés, la doctora Laura Maffei, las expresiones de afecto, como los abrazos, pueden activar hormonas y neurotransmisores que promueven el bienestar. “Un abrazo puede desencadenar la liberación de oxitocina, también conocida como la ‘hormona del amor’, la cual contrarresta el estrés y fomenta la calma y el apego emocional”, explicó la especialista. Además, también estimula la producción de serotonina y endorfinas, que ayudan a mejorar el estado de ánimo, alivian el dolor y fortalecen los vínculos emocionales.
“Actividades como el ejercicio físico y los gestos de complicidad refuerzan estas conexiones hormonales, fomentando estados de ánimo positivos y una mejor salud mental. El contacto físico y emocional, por pequeño que parezca, tiene un impacto profundo en nuestra calidad de vida al fortalecer tanto nuestro cuerpo como la mente”, agregó Maffei.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que el contacto físico no solo beneficia a los adultos, sino que también es crucial para los recién nacidos. Según el organismo, el “método madre canguro”, que consiste en mantener contacto piel con piel entre el bebé y su cuidador, combinando la lactancia materna, mejora las tasas de supervivencia y disminuye las afecciones en bebés prematuros.
Para demostrar que el poder de un abrazo tiene bases científicas, el doctor Zhou-Feng Chen, director del Centro para el Estudio de los Trastornos Sensoriales de la Universidad de Washington, evidenció que las caricias lentas estimulan nervios específicos llamados “neuronas c-táctiles”, que tienen una conexión directa con el cerebro y son capaces de liberar endorfinas que ayudan a reducir el estrés y promueven el bienestar.
De acuerdo con el profesor de Sicología Evolutiva de la Universidad de Oxford, Robin Dunbar, los estímulos de un abrazo activan regiones cerebrales asociadas a la recompensa, lo que explica por qué los abrazos son reconfortantes. Sin embargo, Rebeca Gómez, sicóloga del Instituto Europeo de Sicología Positiva, asegura que además de lo ya mencionado, los abrazos también ofrecen.
- Alivio de la ansiedad, depresión y estrés.
- Favorece la calma y reduce la sensación de soledad.
- Combate el insomnio y ayuda a superar miedos.
- Comunica emociones y sentimientos.
- Fortalece la autoestima.
- Mejora el sistema inmunológico.
- Promueve la empatía.
- Facilita desbloqueos físicos y emocionales.
- Despierta la creatividad y estimula la gratitud.
- Potencia el optimismo y el buen humor.