Entre los multimillonarios, presidentes de otros países, políticos de ultraderecha y multitudes que asistieron a la toma de posesión de Donald Trump, una mujer vestida de rojo llamó la atención. Se trata de Beverly Aikins, madre del vicepresidente JD Vance, cuya vida quedó retratada por Glenn Close en la película “Hillbilly, una elegía rural”.
En 2016, JD Vance narró en sus memorias los horrores que vivió en su infancia junto a su madre, la cual estuvo marcada por adicciones al alcohol, las pastillas y la heroína. De acuerdo con sus recuerdos, vivió desde abusos emocionales hasta peligros extremos, condenándolo a lo que parecía el fracaso. Sin embargo, esa misma mujer que alguna vez chocó un vehículo en un arrebato de desesperación hoy celebra una década de sobriedad, convirtiéndose en un símbolo de esperanza.
El cambio en la vida de Aikins comenzó mucho tiempo antes de que su hijo tuviera una prominente carrera política. Según las memorias, la mujer luchó contra las drogas por años, incluso llegó a robar fármacos cuando trabajó como enfermera y tocó fondo en 2015, cuando perdió todo y terminó viviendo en su vehículo. Tras su infortunio, fue una de sus hijas quien la ayudó a salir de sus problemas, y desde entonces ha mantenido una vida libre de adicciones, convirtiéndose en pieza clave del éxito de su hijo en la política.
“Me enorgullece decir que mi madre está aquí, y lleva 10 años limpia y sobria. Te quiero, mamá”, comentó Vance durante la Convención Nacional Republicana, donde Donald Trump fue designado candidato.
“Hillbilly, una elegía rural” se estrenó en Netflix en 2020 y está basada en las memorias de JD Vance, mostrando su lucha para superar su doloroso pasado, narrando su vida como exmarine y como estudiante de derecho en Yale. Sin embargo, ahora el próximo capítulo de su vida familiar se escribirá en la Casa Blanca.
