Puebla, normalizando la violencia entre ejecuciones, cadáveres y sangre

Puebla, normalizando la violencia entre ejecuciones, cadáveres y sangre

Foto: Enfoque

La situación de violencia en México es compleja y multifacética, y requiere de una atención y análisis detallados para entender sus causas y consecuencias. Tan solo en la ciudad de Puebla las ejecuciones han sido un problema persistente en los últimos 10 años.

 

Uno de los casos más recientes fue el de cuatro asesinatos registrados en un solo día en septiembre de 2024. Los incidentes tuvieron lugar en diferentes zonas de la ciudad, incluyendo la colonia Constitución Mexicana, La Resurrección y los municipios de Coronango y Cuautlancingo.

 

En por lo menos los últimos cinco años, los poblanos se han acostumbrado a las noticias de cuerpos embolsados o descuartizados en diferentes puntos de la capital poblana y la zona metropolitana, muchos de ellos relacionados con la comisión de diversos delitos.

 

 

Entre ellos, se consideran la venta de drogas, el robo de combustibles y, recientemente, el robo de vehículos con mercancía o asaltos a transportistas, que muchas veces son cometidos por los mismos grupos involucrados en los primeros delitos mencionados, porque se diversifican, según los especialistas.

 

El robo de combustible en Puebla ha dejado un rastro de violencia y destrucción desde 2017. Según investigaciones periodísticas, el número de tomas clandestinas en la entidad aumentó significativamente en los últimos años, y tuvo un repunte en el sexenio de Rafael Moreno Valle, de 2011 a 2017.

 

En ese último año (2017), se reportaron 1,361 tomas clandestinas en Puebla, lo que representó un aumento de 1000 % en comparación con el año anterior.

 

La violencia generada por el robo de combustible en Puebla tuvo graves consecuencias para la población local. Se reportaron casos de enfrentamientos entre autoridades y personas dedicadas a la extracción ilegal de combustible, lo que resultó en la muerte de varios individuos. Además, la violencia generó un clima de inseguridad en la región, que afectó la economía local y la calidad de vida de los habitantes, pues nadie quería ir al llamado “Triángulo Rojo”.

 

Por mencionar uno de los casos más significativos, a finales de octubre de 2017, un comando armado ingresó a la Clínica EPMAC, ubicada en la colonia Lomas 5 de Mayo, y ejecutó a ocho personas durante una cirugía. Entre las víctimas hubo personal del hospital.

 

Más tarde se supo que uno de los occisos fue identificado como “el Kalimba”, líder de un grupo delictivo vinculado al robo de combustible en el Triángulo Rojo.

 

El mismo día y de manera simultánea, otros grupos armados relacionados con el comando que ejecutó al líder huachicolero, ejecutó a otras tres personas en el municipio de Amozoc, donde incluso, perdió la vida una mujer que quedó atrapada en el fuego cruzado, durante un enfrentamiento que se registró en Carril de San Lorenzo, en Chachapa.

 

La lucha por el control de la venta de drogas en Puebla es otro delito que ha generado una serie de hechos violentos. Aunque no se tienen estadísticas oficiales actualizadas, se puede inferir que la situación ha empeorado en los últimos años debido a la creciente demanda de sustancias ilegales en la región.

 

Según un diagnóstico sobre el consumo de drogas en Puebla, la marihuana es la droga ilegal más consumida en la entidad, con 6.3% de la población de 12 a 65 años que la ha consumido alguna vez en la vida. Esto ha generado una competencia feroz entre los grupos delictivos que buscan controlar el mercado de la droga en la región.

 

Sin embargo, también destacan drogas como la cocaína, el cristal y recientemente el fentanilo.

 

Es importante destacar que la situación de violencia en Puebla no es aislada, sino que forma parte de un problema más grande que afecta a todo el país. La falta de políticas efectivas para combatir el consumo de drogas y la corrupción en las instituciones gubernamentales han contribuido a la persistencia de la violencia en la región.

 

En Puebla capital, uno de los generadores de violencia más prolífico fue Christian N., alias “el Grillo”, supuesto líder de comerciantes del Mercado Morelos.

 

Durante el tiempo que estuvo operando en la comisión de varios ilícitos en Puebla capital, los ejecutados, las balaceras e incluso las narcofosas no eran ocasionales. Una fue localizada en Chachapa, cuando se localizaron alrededor de siete cadáveres entre escombro que fue abandonado en dicha junta auxiliar.

 

Entre las víctimas, estaba un elemento de la Policía Estatal que había sido levantado en Huejotzingo.

 

Pero, tras su detención y eventual fallecimiento al interior de un Centro de Reinserción Social del estado, la violencia no se frenó. Otros grupos delictivos comenzaron a ejecutar a quienes formaron parte de banda y los abandonaron uno a uno, embolsados, decapitados o descuartizados, afuera de los domicilios de sus familiares en la colonia Lomas del 5 de Mayo; uno de los hechos se registró incluso, cuando velaban su cuerpo.

 

Desde las autoridades hasta los propios ciudadanos, conforme ocurren este tipo de hechos con más frecuencia, se recurre al argumento: “se están matando entre ellos”, y así, poco a poco este tipo de eventos se ha ido normalizando entre la sociedad, al grado de replicarlo en celebraciones como Halloween, haciendo apología del delito.

 

De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública en su apartado de incidencia delictiva del fuero común para el estado de Puebla, las cifras de homicidios de 2017 a la fecha, es el siguiente:

 

2017: 894 homicidios dolosos

2018: 1,105 homicidios dolosos

2019: 1,109 homicidios dolosos

2020: 1,266 homicidios dolosos

2021: 1,171 homicidios dolosos

2022: 1,369 homicidios dolosos

2023: 1,228 homicidios dolosos

2024: 1,527 homicidios dolosos, en el lapso de enero a octubre

 

Si bien algunos homicidios derivan de riñas o temas personales, hay otros relacionados con actividades ilícitas, pero la Fiscalía General del Estado no lo precisa en su reporte al Secretariado.

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