El reciente colapso del régimen de Bashar Al Assad desencadenó una intensa lucha por el poder en Siria, protagonizada por múltiples grupos rebeldes con visiones y estrategias divergentes. Entre ellos destaca Hayat Tahrir al-Sham (HTS), un grupo islamista liderado por Ahmed al Sharaa, conocido anteriormente como Abu Mohammed al Jawlani. Su avance hacia Damasco culminó con la proclamación de "la captura de Damasco", lo que lo posiciona como uno de los actores más influyentes en el panorama sirio.
La trayectoria de HTS genera controversia. Originalmente afiliado a Al Qaeda, el grupo rompió vínculos con la organización e intentó reformar su imagen internacional. Bajo su liderazgo, el gobierno de Salvación, operativo en la provincia de Idlib, estableció una administración marcada por restricciones religiosas y medidas represivas. "Hay una acogida cautelosa de sus mensajes", afirmó Marie Forestier, asesora del Instituto Europeo de la Paz, quien también recordó los antecedentes autoritarios de su gestión.
Mientras HTS consolidaba su control en la capital, otros grupos rebeldes comenzaron a reclamar su espacio en la nueva configuración del país. La Sala de Operaciones del Sur, integrada por antiguos miembros del Ejército Sirio Libre (ESL), fue fundamental para la entrada inicial a Damasco. Por su parte, las Fuerzas de Defensa Sirias (FDS), predominantemente kurdas, afianzaron su dominio en el noreste, buscando proteger los territorios ganados tras años de conflicto.
Dicha transformación es observada con cautela por la comunidad internacional. Turquía, un actor clave en la región, mantiene una postura firme respecto a las FDS, a las que considera vinculadas al proscrito Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK). Rusia e Irán, aliados históricos del régimen de Al Assad, también recalibran sus estrategias ante este nuevo escenario. "Este oscuro capítulo ha dejado profundas cicatrices, pero hoy esperamos con cautelosa esperanza la apertura de uno nuevo, uno de paz, reconciliación, dignidad e inclusión para todos los sirios", declaró Geir Pederson, enviado especial de la ONU, durante el Foro de Doha.
En paralelo, HTS busca proyectar una imagen conciliadora, enviando mensajes de tranquilidad a las comunidades minoritarias y a países vecinos como Irak. Sin embargo, la comunidad internacional y diversos sectores de la sociedad siria cuestionan la sostenibilidad de esta narrativa. El reto ahora, según especialistas, es mantener la unidad entre los grupos que derrocaron a Al Assad. Las celebraciones en las calles se mezclan con preguntas sobre qué tipo de gobierno emergerá en un país conocido por su diversidad religiosa y étnica. (NotiPress)