El viejo adagio “la verdad no peca, pero incomoda” hizo reaccionar una hora después al junior de Miguel Ángel Yunes Linares como un gandayita de barrio bajero.
No se sabe si ¡tardó 60 minutos en darse cuenta de que el chihuahuense Mario Vázquez supuestamente lo había ofendido!, o si ese fue el lapso en el que algún compañero de escaño se lo hizo notar.
Lo más probable es que el mafioso Adán López le haya calentado la cabeza a Yunes chico, chico, chico, muy chico, pues como se ha dicho ya en otros espacios, su protégé Andrea Chávez ve en su paisano Vázquez a un rival de cuidado en su afán de suceder a la panista Maru Campos en el gobierno de la entidad más vasta del territorio nacional.
Y que ya juntos, López y el junior boqueño, se lanzaron a la bancada del PAN a reclamar el supuesto agravio. Jaloneos, empujones, intentonas de golpes y muchos insultos. Un espectáculo deplorable.
Todo porque Vázquez dijo en tribuna y al calor del debate parlamentario que el tránsfuga veracruzano “cedió, concedió y ¡las dio!”.
Lo cual es rotundamente cierto.
Yunes chico, chico, chico, muy chico “se las dio” a la 4T.
No hay forma alguna de que lo niegue.
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Si doña María Esther Zuno de Echeverría volviera del más allá, quedaría encantada de ver a las señoras y señoritas que ocupan cargos relevantes en la política y en la administración pública --o que aspiran a formar parte de esa claque-- ataviadas como sus “Palomas de San Jerónimo”.
Esa moda sufrió un boom a partir de las recientes largas precampañas y campañas electorales, luego de que la señora Claudia Sheinbaum comenzó a usar blusas bordadas por laboriosas manos artesanales.
Xóchitl Gálvez, al igual que Beatriz Paredes, ya vestían así desde mucho tiempo atrás, no así las damas que forman filas en Morena y sus satélites.
Pero como toda moda, esta es pasajera.
Porque ahora que la presidente formal del país viste trajes sastres, muy seguramente las señoras y señoritas de la 4T comenzarán también a usarlos.
Es como en la época echeverrista, cuando todos los señores usaban guayaberas. Luego vino don José López Portillo y los trajes informales de dos piezas sustituyeron a la prensa yucateca.
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La semana anterior se formalizó la convocatoria para que todo aquel que desee tener una tienda y que la atienda inicie la tramitología.
Realmente los requisitos son mínimos. Ubicación, firmas de vecinos –como si el tendero aspirara a ser juez, magistrado o ministro-- y párele de contar.
Las llamadas Tiendas del Bienestar expenderán productos básicos, muy básicos. No habrá venta de comida chatarra, ni “aguas negras del imperialismo”.
Lo que parecía iba a ser una gran competencia para las tiendas Oxxo y otras similares se frustró.
Quizá por eso “El Diablo” Fernández, como se conoce al propietario de los Oxxos y principal concesionario de la Coca-Cola reapareció feliz en una reunión empresarial con la primera mandataria formal hace unos días.
No van a hacerle ni cosquillas a sus muy rentables negocios.
@AndySKBrown1
