A lo largo de la historia, el mundo ha sido testigo de diversos movimientos sociales en contra de injusticias o actos cometidos por el propio hombre. Uno de estos movimientos es el woke, un fenómeno social que busca promover la conciencia y el reconocimiento de las desigualdades y la discriminación en la sociedad. El término, como tal, se originó en la comunidad afroamericana y se ha expandido a nivel global, evolucionando y mostrando un sesgo hacia la acción política asociada a la izquierda identitaria.
Para conocer a fondo esta ideología, es necesario remontarse al año 1923, cuando el predicador jamaicano Marcus Garvey buscaba despertar la conciencia social y política entre las personas negras del mundo con la frase: “Wake up, Ethiopia! Wake up, Africa!”, que en español se traduce como: “¡Despierta, Etiopía! ¡Despierta, África!”.
En 1938, el cantante afroamericano Lead Belly advertía “stay woke” en el epílogo hablado de su canción protesta Scottsboro Boys, en la cual narra la historia de los nueve adolescentes afroamericanos acusados injustamente de violar a dos mujeres blancas en Scottsboro, Arkansas, en 1931.
Posteriormente, en 1962, el escritor William Melvin Kelley publicó un ensayo en The New York Times bajo el título “If You're Woke, You Dig It”, que traducido al español significa: “Si estás despierto, lo entiendes”.
If You're Woke, You Dig It.
— Rich (@rpwestcott) July 16, 2024
William Melvin Kelley
New York Times
May 20, 1962 pic.twitter.com/FfxtDjKand
Después de algunos altibajos, el movimiento tomó fuerza nuevamente con la muerte del afroamericano Michael Brown en 2014 a manos de un policía en Misuri, desatando una ola de protestas con el hashtag #StayWoke como advertencia. Este movimiento se extendió posteriormente al #MeToo, surgido en 2017 para denunciar la violencia sexual a raíz de las experiencias compartidas por distintas celebridades, y a las denuncias contra la xenofobia y la homofobia.
Sin embargo, ha sido en los últimos años cuando el woke se ha extendido para referirse a una serie de valores asociados a la izquierda y al progresismo, como las minorías étnicas, la comunidad LGBTQ+ y los derechos de las mujeres. Asimismo, se ha utilizado de forma crítica por personas de tendencia conservadora o descontentas con la izquierda, manifestándose en contra de lo que perciben como una imposición de ideas.
El problema sería definir qué significa, pues el abuso del término lo ha erosionado hasta convertirlo en un insulto o descalificación, usado particularmente desde la trinchera de la derecha ideológica.
Lo woke pasó de ser una reivindicación racial para capturar todas aquellas muestras de inconformidad ante diferentes formas de discriminación, incluyendo, por supuesto, las de género. También se utiliza con desaprobación para referirse a alguien políticamente liberal (en asuntos de justicia racial y social), especialmente de una manera que se considera irrazonable o extrema.
Es decir, que mientras para algunos ser woke significa tener conciencia social y racial, y cuestionar los paradigmas y las normas opresoras impuestas históricamente por la sociedad, para otros describe a hipócritas que se creen moralmente superiores y quieren imponer sus ideas progresistas sobre el resto.
En México, la ideología woke es tema de debate, ya que se ha discutido su aplicación en diversos ámbitos como la política, la educación y la cultura. Hay voces que se manifiestan en contra de este movimiento, asegurando que es incompatible con la cultura y los valores tradicionales mexicanos, pero también existen quienes ven su implementación como una forma de promover la inclusión y la diversidad.
La polémica se ha generado en torno a temas como el género, la identidad y la justicia social. Se ha acusado a algunos sectores de la sociedad de promover una agenda woke que va en contra de los valores y principios del país. Sin embargo, también hay quienes defienden la importancia de abordar temas como la igualdad de género, la justicia racial y la inclusión LGBTQ+ en México, viendo en la ideología woke un marco útil para enfrentarlos.