Un reciente estudio dirigido por Killian McLoughlin y su equipo revela que las publicaciones en redes sociales que contienen información errónea y despiertan indignación moral tienen mayor probabilidad de ser compartidas que aquellas con contenido fiable. Este fenómeno, vinculado a la mezcla de ira y disgusto desencadenada por transgresiones morales percibidas, plantea serios desafíos para combatir la propagación de desinformación en plataformas como Facebook, Instagram y X.
Los investigadores analizaron datos de usuarios estadounidenses en dichas plataformas en diferentes periodos, complementados con dos experimentos de comportamiento. Los resultados demostraron que las publicaciones que provocan indignación moral favorecen la difusión de información errónea con igual intensidad que las noticias verificadas. Además, se descubrió que muchas personas comparten contenido indignante sin verificar su veracidad, utilizándolo como una forma de reafirmar su postura moral o pertenencia a ciertos grupos sociales.
Algoritmos y desinformación: un círculo vicioso
El estudio también resalta el papel crucial que desempeñan los algoritmos en la amplificación de contenido atractivo. "Dado que la indignación se asocia con una mayor interacción en línea, es probable que la desinformación que provoca indignación se propague más en parte debido a la amplificación algorítmica del contenido atractivo", escriben los autores. En este sentido, aunque un usuario exprese indignación hacia un artículo falso, el contenido sigue siendo clasificado como relevante y visible para otros usuarios.
Asimismo, los hallazgos sugieren que iniciativas como animar a las personas a verificar la información antes de compartirla podrían no ser suficientes para frenar la desinformación. En cambio, los investigadores subrayan la necesidad de reevaluar cómo las plataformas priorizan y clasifican los contenidos.
Este estudio pone de manifiesto cómo las emociones, en particular la indignación moral, influyen en el comportamiento digital y pueden contribuir a la propagación de información errónea. Los resultados subrayan la complejidad del problema y la importancia de comprender el papel de los algoritmos en este proceso. (NotiPress)